La víctima murió en febrero de 2016, luego de que dos supuestos pandilleros dispararan en al menos siete ocasiones contra su rostro y su cuello. La Fiscalía pidió condenarlos por homicidio agravado, pero la juzgadora lo consideró un homicidio simple.
Israel Gonzalo Martínez Vásquez, un panadero de 30 años de edad, murió el pasado 27 de febrero de 2016, tras ser asesinado con siete disparos descargados sobre su rostro y su cuello, causados por dos supuestos pandilleros de la MS.
El hecho, registrado por la Policía Nacional Civil (PNC), ocurrió a eso de las 6:30 de la mañana, en el kilómetro tres y medio de la carretera que conduce hacia San José Guayabal, de la jurisdicción de San Martín, en el departamento de San Salvador.
Por este hecho, fue culpado Walter Arnoldo Mejía, un vigilante de una finca situada a 500 metros de donde ocurrió la muerte quien estaría ligado a esa pandilla. En ese momento, la Fiscalía General de la República (FGR) catalogó el crimen como un homicidio agravado.
Tal categorización fue implementada por el ente público, debido a que según un testigo con régimen de protección clave “María José” explicó que la víctima se disponía a comercializar el pan que acostumbraba vender en la zona cuando fue interceptado por los dos sujetos armados, entre ellos Mejía.
María José” relató que cuando los pandilleros intentaron bajarlo de la moto en la que se trasladaba para hacer su negocio, Martínez Vásquez se resistió y luchó por su vida. Al ver que el atacante no podía bajar al panadero de la motocicleta por portar un arma en una de sus manos, tras un fuerte forcejeo Mejía lo “auxilió”.
Entre los dos lograron llevar a empujones a la víctima hacia un predio baldío y minutos después le dispararon en el rostro, dijo el testigo clave.
El panadero falleció de un trauma cráneo encefálico severo, según la causa de muerte determinada en la autopsia hecha por el Instituto de Medicina Legal (IML), que también dijo que el cuerpo del fallecido tenía 14 orificios causados por las balas.
Luego de recabar la prueba necesaria, la FGR giró una orden de arresto en contra de Mejía ocho meses después y siempre alegó que hubo alevosía en el crimen, por lo que pedía una mayor pena para este delito.
Sin embargo, este diciembre de 2017, Mejía fue condenado por el Tribunal 2° de Sentencia a 10 años de prisión por el delito de homicidio simple, luego que la jueza reclasificara el delito y lo catalogara como un cómplice no necesario.
De acuerdo a lo que dicta la ley, el primer delito abarca una pena de 10 a 20 años de prisión; mientras el segundo, una pena de 10 años. Finalmente, Mejía solo pagará una pena de 10 años de prisión, tras no poder comprobarse que su participación en el hecho fue de manera más directa.
