“Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes no trafican bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino que, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un inútil sacrificio, entonces podrá reconocer que esa sociedad está condenada”, fue uno de los escritos más popularizados de la escritora rusa Ayn Rand, con el cual, sólo demostraba con claridad y contundencia lo que pensaba; sin importarle cayera mal o se formará un ejército detractores.
Desde muy pequeña se evidenció la vocación literaria de Rand, cuyo nombre verdadero era Alisa Zinovievna Rosenbaum, quien desde los siete años empezó a borronear novelas y guiones para el cine que recién empezaba.
Nacida en San Petersburgo en 1905, Rand se apasionó por las obras de Victor Hugo y demás escritores románticos que, al mismo tiempo, denunciaban injusticias.
Descubrió a Nietzsche y su exaltación por lo heroico a los 21 años, consiguió un visado para viajar a los Estados Unidos, porque deseaba proseguir su carrera de guionista.
Durante mucho tiempo, fue heroína y abogada de una filosofía particularmente dura del fundamentalismo capitalista, que ella llamaba “la virtud del egoísmo”, y siempre tuvo seguidores entre las élites políticas conservadoras de Estados Unidos.
La ideología de Rand censura el altruismo, eleva el individualismo a la categoría de fe religiosa y concede licencia moral al egoísmo más crudo.
Sus obras produjeron conmoción y se expandieron como fertilizantes. Sin embargo, para muchos, sólo contenían errores y veneno.
Su libro mayor se titula La rebelión de Atlas ( Atlas shrugged ), extensa novela dotada de fluidez y suspenso. No obstante, generó odios porque ella y todas sus obras tenían una coherencia que iba contra la corriente dominante.
Falleció en Nueva York hace casi tres décadas.
Aquí te presentamos algunas de sus frases celébres:
“No hay diferencia entre “comunismo y socialismo”, excepto en la manera de conseguir el mismo objetivo final: el comunismo propone esclavizar al hombre mediante la fuerza, el socialismo mediante el voto. Es la misma diferencia que hay entre asesinato y suicidio”.
“La ambición de poder es una mala hierba que solo crece en el solar abandonado de una mente vacía”. Y para alcanzar dicho poder, recurren al “argumento de la intimidación, que es la confesión de su impotencia intelectual”.
“La piedad por el culpable es la traición al inocente”. “La minoría más pequeña del mundo es el individuo. Aquellos que niegan los derechos individuales no pueden pretender, además, ser defensores de las minorías”.
“El capitalismo no es un sistema del pasado; es el sistema del futuro —si es que la humanidad va a tener algún futuro”.
“El interés del hombre creador es conquistar la naturaleza, el interés del parásito es conquistar a los hombres”.
escritora Ayn Rand.