1. de Enfield El Poltergeist
El caso estrella de la secuela resulta ser uno de las historias paranormales más documentadas de la historia. Ocurrió en 1977, en una casa de Brimsdown, Londres. Peggy Hodgson denunció que sus hijos habían visto muebles moverse y juguetes lanzarse solos como proyectiles. El caso tomó relevancia y carices inquietantes cuando uno de los policías aseguraba que había visto una silla moverse sola, aunque no pudieron asegurar que no fuera desplazada mediante algún subterfugio desde otra habitación. Con el tiempo, la cosa se iba complicando para la familia y en las manifestaciones empezaron a aparecer voces demoníacas que atormentaban a las niñas, que además empezaban a levitar extrañamente en su habitación.
2. Annabelle, la muñeca maldita
El caso de Anabelle se remonta a 1970, cuando una mujer le compró a su hija una muñeca Raggedy Ann en una tienda de antigüedades. Cuando la dejaba apoyada en la cama aparecía en distintas posturas cuando regresaba a la habitación. La mujer achacó que podría haberse movido cuando alguien hubiera empujado la cama, hasta que empezó a hacer lo mismo por toda la casa. Además, había notas que pedían socorro o “ayuda a Lou”.
Un día regresaron a casa y encontraron a la muñeca cubierta de sangre. Cuando contrataron a un médium para ayudarles, éste se puso en contacto con una niña de siete años llamada Anabelle, que fue asesinada y abandonada en un descampado años atrás. Anabelle aseguró estar muy a gusto viviendo con la familia, dentro de la muñeca, pero los Warren, que se pasaron a investigar, determinaron que en realidad lo que había dentro de la muñeca era un demonio, por lo que la encerraron en una vitrina que se encuentra en el museo de ocultismo de Connecticut.
3. El horror de Amityville
Quizá el caso más famoso de los Warren, probablemente gracias a la extensa saga de películas, está plagado de controversia y litigios. En 1974, el hijo mayor de la familia De Feo asesinó a tiros a seis miembros de su familia, incluyendo padres y hermanos, en su casa de Long Island.
Los siguientes inquilinos, la familia Lutz aseguraron que en la casa ocurrían hechos sin explicación. Olores, sonidos, puertas e incluso una extrañas gotas de gelatina que salían del suelo. Un frío inexplicable impedía calentar la casa a pesar de las chimeneas. Abandonaron la casa y bajo críticas de sensacionalismo dejaron que se les hiciera la prueba del polígrafo para comprobar que no mentían. La pasaron.
Los Warren aparecieron por allí un mes después, asegurando que había una presencia demoníaca en forma de niño, célebre por una inquietante fotografía en la que se le podía ver.