Por: Raúl Beltrhán Bonilla.
Para las nuevas generaciones es indiferente el nombre de Hugo Torres, nicaragüense de nacimiento, firme revolucionario integro, sin dobleces, claro en su filosofía diaria.
Ejemplo de luchador social, que lo llevo hasta el último día de su vida, la cual entregó en prisión el pasado viernes en una de las mazmorras del dictador nicaragüense Daniel 0rtega, violador sistemático de los derechos humanos, saqueador de los bienes del pueblo, con millonaria fortuna junto a Rosario Murillo su mujer, actual vice presidenta enquistada en el poder por el más gigantesco fraude electoral del cual se tenga memoria en los tiempos modernos.
Hugo Torres, desde joven lucho contra la entonces dictadura de la familia Somoza, que fue el ideal de la lucha del Frente Sandinista de Liberación Nacional FSLN, porque sus argumentos eran que no era posible que 30 años de fraudes, persecución, cárcel, asesinatos políticos estuviera a la orden del día con la indiferencia del pueblo.
Nicaragua en la década del 70 arreciaron la lucha clandestina, Torres con 20 años, era un idealista firme, se unió con Eden Pastora, el legendario comandante cero, y Daniel Ortega su indispensable compañero de lucha.
En una de las tantas incursiones Ortega, cae preso en manos de la temida Guardia Nacional de Somoza, sus camaradas de armas planifican una de las más osadas ocupaciones del palacio nacional de Nicaragua, de la cual se tenga conocimiento en los tiempos de luchas por la revolución.
En combates abiertos Hugo Torres, logra junto a varias columnas de guerrilleros sandinistas la libertad de Daniel Ortega, y en 1979 finalmente triunfa la revolución sandinista que con el correr de los años, algunos aprovechados oportunistas como Ortega, deslegitiman no solo la revolución, sino los ideales de lucha.
Hugo Torres, general del régimen comienza a separarse del gobierno y decide formar en los últimos años su movimiento político para aspirar a la presidencia, su delito fue enfrentar al dictador quien el año pasado ordeno su captura, y en abierta violación a sus derechos, lo encerró en las ergástulas de Managua , su familia, sus amigos, no conocieron su paradero, hasta que el viernes anterior no tuvo Ortega más salida que Hugo Torres había muerto en prisión, es decir el hombre que le salvo la vida arriesgando la propia tuvo como pago la cárcel y la muerte.
Hoy Nicaragua y el mundo libre llora la muerte de un verdadero amigo, que en vida demostró con su ejemplo que la lucha por una causa tiene ejemplos para las nuevas generaciones y para la clase política la sinceridad es solo una, y no todos los políticos son iguales, pero muchos no son de fiar, te fingen amistad y te sonríen pero a la vuelta te hunden la daga, porque para ellos más vale el dinero mal habido, los bienes ocultos que una amistad sincera, es decir mal paga el diablo a quien bien le sirve.