Rodrigo Gómez, un apasionado joven, se sumergió en el fascinante mundo de la barbería y los tatuajes desde temprana edad. A sus escasos 13 años, ya se identificaba con un estilo retro, una amalgama entre la esencia urbana y el rock. Inspirado por los peinados y tatuajes que adornaban las páginas de antiguas revistas, Rodrigo encontró su musa en la fusión de estos dos elementos.
A medida que crecía, la llama de su interés no hizo más que intensificarse. A los 19 años, Rodrigo decidió plasmar su devoción por este universo artístico en su propia piel, marcando así el inicio de una apasionante travesía. El tatuaje inaugural encendió en él una curiosidad insaciable, llevándolo a explorar,
aprender y sumergirse en la rica diversidad de este mundo donde el arte se mezcla con pensamientos y estilos.
El amor innato de Rodrigo por el dibujo se convirtió en el motor que impulsó su incursión en la barbería. Animado por amigos y respaldado por su destreza artística, decidió aprender el arte del tatuaje. Ahora, fusiona dos de sus grandes pasiones en una expresión única y personal.
Para Rodrigo, esta amalgama de cortes de cabello y tatuajes no es simplemente un oficio; es un arte. Cuando trabaja, siente que se sumerge en su propio mundo, un espacio donde las manos hábiles del artista dan vida a la visión única de cada cliente. Sus creaciones son más que simples adornos; son
declaraciones silenciosas de identidad.
En palabras de Rodrigo Gómez, “Los cortes de cabello y los tatuajes te otorgan un estilo propio; es como gritar quién eres sin decir una palabra”. Cada trazo de su arte cuenta una historia, una narrativa visual que revela la esencia y la singularidad de aquellos que confían en sus manos para plasmar su identidad en la piel y el cabello. Rodrigo, con su enfoque distintivo, continúa destacándose en este vasto lienzo
donde la creatividad y la autoexpresión convergen en un diálogo silencioso pero elocuente.