Los Estados en desarrollo podrían ayudar a toda la población femenina en edad de trabajar invirtiendo solo un 0,3 de su PIB. Ellas son las que más han sufrido el impacto del coronavirus en términos de pérdida de empleo e ingresos
La pandemia ha perjudicado desproporcionadamente a las mujeres. No solo ha aumentado la violencia de género, sino que además ellas son las paganas de la crisis económica con mayores pérdidas de empleo e ingresos. Esta denuncia es más que retórica de las Naciones Unidas y las ONG. “Hay evidencias”, asegura Raquel Lagunas, responsable de la división de género del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Por eso, el organismo propone que los países en desarrollo establezcan un ingreso básico temporal, de seis meses, destinado específicamente a la población femenina vulnerable. Con un 0,07% de su PIB pueden ayudar a 613 millones de mujeres en edad de trabajar que viven por debajo del umbral de la pobreza, con un 0,18% apoyarían a más de 1.300 millones. Con el 0,3%, a todas las ciudadanas del sur global: 2.000 millones.
“Ya antes de la covid-19 había desigualdades y el nuevo coronavirus las ha exacerbado”, subraya la experta. Por ejemplo, este 2021 empieza con 118 mujeres de entre 25 y 34 años en situación de pobreza extrema por cada 100 hombres de esa misma edad, según sus datos. Y las agresiones machistas “se han disparado”. En Argentina, apunta la experta, han aumentado un 30% las denuncias en el teléfono de ayuda a las víctimas. Y de la miseria y las relaciones dependientes se escapa con dinero. “Tener una renta básica es fundamental”, anota.
Pese a estas y otras evidencias, “solo el 10% de los países tienen en cuenta el género en las medidas que adoptan para hacer frente a la crisis del coronavirus”, lamenta Lagunas el dato, obtenido a través de la herramienta de vigilancia de las políticas de respuesta a la pandemia del PNUD. “Una renta básica temporal para mujeres es urgente y justa”, escriben los autores del estudio del organismo que sostiene su propuesta, publicado este jueves. De no priorizar a la población femenina en los planes de recuperación, los esfuerzos y avances hacia la igualdad de género retrocederán 20 años, advierten.
Para Lagunas, la sugerencia del PNUD es viable. “Es una inversión factible dentro de las medidas para la reactivación económica”, comenta por videollamada desde Nueva York. Pero es importante que sea una renta para las personas, con ese especial foco en las mujeres. Ya hay ayudas destinadas a los hogares, pero esas, advierte, son ciegas al género y, por tanto, a los particulares problemas de la población femenina. Según datos reflejados en el estudio del organismo, en algunos países de América Latina, el empleo femenino cayó un 13% más en el segundo trimestre de 2020 que en el mismo período en 2019. Este efecto de la pandemia ha sido entre un 10 y un 70% ciento más alto en comparación con la disminución correspondiente entre trabajadores masculinos.
“Los trabajos con mayoría de mujeres son los más afectados. Lo vemos en el turismo, se han quedado sin empleo desde las que venden cocos o mangos a los viajeros que bajan de un crucero hasta las que limpian habitaciones de hoteles”, comenta la especialista del PNUD. “Una renta básica temporal les ayudaría a sobrevivir a la crisis y poder tomar el control sobre sus vidas”. Lejos de convertirse en un desincentivo laboral, las ayudas servirían para reflotar pequeños negocios y retomar la educación de los niños. “Está demostrado que las mujeres dedican las ayudas a sus hijos, a su educación, a la salud, y a sus emprendimientos”, asegura Lagunas. La inversión en lo social, continúa, supondrá una recuperación más rápida.
En África, dos países han dado pasos positivos. Burkina Faso anunció el establecimiento de un fondo de solidaridad de 8,3 millones de euros para los trabajadores del sector informal, como vendedores de frutas y verduras, afectados por la situación, en particular las mujeres. “El Ministerio de la Mujer, Solidaridad Nacional, La Familia y la Acción Humanitaria están llevando a cabo disposiciones prácticas para una aplicación exitosa de las diversas acciones propuestas”, comentan desde el PNUD. Por su parte, el Programa Nacional de Redes de Seguridad de Kenia ha realizado transferencias, priorizando a mujeres. Más de un millón de personas son beneficiarias de 8.000 chelines kenianos (60 euros), una ayuda especialmente destinada a ancianos, huérfanos y otros miembros vulnerables de la sociedad.