A pesar del endurecimiento de las autoridades en las últimas semanas, Suecia y su atípica estrategia contra el coronavirus están de nuevo en graves dificultades por una temida segunda ola que el país nórdico creyó durante mucho tiempo poder evitar.
“La Autoridad de Salud Pública había preparado tres escenarios en verano. Nos habíamos basado en el peor. Sin embargo, resulta que es el doble de malo” de lo que se temía, explicó a la AFP Lars Falk, responsable de cuidados intensivos en el hospital Karolinska de Estocolmo.
Servicios de reanimación bajo presión, demanda de refuerzo de todo el personal sanitario calificado en Estocolmo, mortalidad hasta diez veces superior a la de sus vecinos nórdicos: este otoño, la estrategia sueca, menos estricta frente a la epidemia, repite su muy mediocre balance de primavera.
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“¡Ya basta! (…) No vale la pena beber una copa después del trabajo, reunirse con gente fuera de casa, hacer compras de Navidad o tomar un café: las consecuencias son terribles”, había afirmado la semana pasada.
A principios de semana, las hospitalizaciones por covid-19 en Suecia igualaron el pico del 20 de abril, con cerca de 2.400 pacientes tratados -aunque la proporción en cuidados intensivos es dos veces menor que en primavera, alrededor del 10%-.
Sin mascarilla, ni cierre de bares, restaurantes y tiendas, ni cuarentena obligatoria, Suecia se ha distinguido por una estrategia basada esencialmente en “recomendaciones” y muy pocas medidas coercitivas. Sin embargo, ante la fuerte subida de los casos, se hicieron recomendaciones muy estrictas -como que sólo se frecuente a las personas de su hogar- pero su incumplimiento no se sanciona.
Contrariamente a una visión generalizada, el país escandinavo nunca ha perseguido la inmunidad colectiva. Sin embargo, sus autoridades sanitarias consideraron por mucho tiempo que el nivel elevado de contaminación en primavera permitiría sin duda contener más fácilmente un resurgimiento de la epidemia a largo plazo.
La tasa de sobremortalidad superó el 10% en noviembre, según la Oficina de Estadística, y debía seguir empeorando.
“La mayoría de los expertos sanitarios no han visto la ola frente a ellos, hablaban de focos localizados”, reconoció, sin embargo, en una entrevista en el diario Aftonbladet.
“Apretamos las tuercas pero creo que debemos hacerlo aún más”, sobre todo durante el periodo de fiestas de fin de año, dijo Falk.
El gobierno sacó un proyecto de ley de emergencia que permitirá cerrar en particular las tiendas y los restaurantes. Sin embargo, la entrada en vigor está prevista para mediados de marzo.
Como el resto de la Unión Europea, Suecia también tiene muchas esperanzas en la vacunación, que espera lanzar a finales de diciembre y proponerla a toda la población hacia mediados de 2021.
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