Periodista, novelista, historiador, guionista, militante antifranquista, Jorge Martínez Reverte, fallecido este miércoles a los 72 años en el hospital de la Fundación Jiménez Díaz de Madrid, fue también un resistente: durante la posguerra, durante la dictadura franquista y después de un ictus que le dejó inmovilizado en 2014, aunque no perdió ni su lucidez, ni su sentido del humor, ni mucho menos las ganas de escribir. Publicó sobre su enfermedad un libro impresionante, Inútilmente guapo. Mi batalla contra el ictus, y escribió hace dos semanas su penúltima columna en este diario sobre el cáncer que padecía, una amarga visita que finalmente le ha arrastrado al otro lado de la laguna.
En abril se publicará, ya de forma póstuma, su libro El vuelo de los buitres (Galaxia Gutenberg), un ensayo histórico sobre el Desastre de Annual y los antecedentes de la guerra del Rif. “Dentro de su trayectoria de historiador de grandes batallas, su último libro es sobre la gran batalla de Annual, contada con ese estilo de no ficción narrativa y con una aportación muy importante sobre aspectos del pueblo rifeño, Abd el Krim y sus tropas”, destacó su editora María Cifuentes. “Antony Beevor decía que era el mejor historiador militar de España”, agregó.
La obra de Martínez Reverte es tan diversa como era su personalidad y su curiosidad intelectual: fue un importante autor de novela negra, creador del periodista Julio Gálvez a través de cuyos casos retrató la España de su tiempo, y un historiador muy relevante. Aplicó a la Guerra Civil el mismo método que Antony Beevor utiliza para contar la Segunda Guerra Mundial: centrarse en un momento preciso de la historia para desmenuzarlo. Sus libros La batalla de Madrid, La División Azul, La batalla del Ebro o El arte de matar, una historia militar del conflicto, se han convertido en obras fundamentales para entender lo que ocurrió en la Guerra Civil y sus consecuencias. También escribió novelas, como Guerreros y traidores, e investigaciones, como una reconstrucción del asesinato en Madrid de los abogados laboralistas en 1979, La matanza de Atocha, que firmó con su hermana Isabel.
Como periodista, colaboró con numerosos periódicos y revistas, como Posible, Ciudadano, Triunfo, Cambio 16 o EL PAÍS, donde tenía una columna semanal, y trabajó para la agencia Pyresa. Ocupó los cargos de director general de Radio Televisión de Madrid y director de informativos no diarios de TVE. Fue un profesional valiente y comprometido con los valores democráticos. No solo porque tuviese que declarar ante un juzgado militar en 1980 por sus revelaciones sobre las redes de ultraderecha en la Transición, sino sobre todo por un artículo que publicó en este diario en 2008, en el que confesaba como ayudó a morir dignamente a su madre. Aquel texto mereció el premio Ortega y Gasset de periodismo y es uno de los relatos más importantes que se han escrito sobre la eutanasia en España.
“Josefina Reverte era una mujer guapa, madre de seis hijos, cariñosa y de derechas, que tenía 75 años cuando, en la clínica de la Concepción de Madrid, le diagnosticaron un cáncer de mama tan avanzado que ya no tenía remedio”. Así comenzaba aquel reportaje, titulado Una muerte digna. En él relataba que un día reunió a sus hijos, se calzó un gin-tonic, “con el aire festivo y la ceremonia obligada que debe escoltar a un buen trago largo”, y luego a uno de ellos le pidió que la ayudase a acabar su sufrimiento cuando este se hiciese insoportable, cosa que cumplió. Es un texto que resulta difícil leer ahora sin sentir una mezcla de emoción y agradecimiento, cuando en España se acaba de aprobar la ley de eutanasia. Martínez Reverte, con su coraje y sinceridad, ayudó a que muchas otras personas puedan tener una muerte digna.