Un “ataque de decapitación” contra Corea del Norte no sería fácil de realizar por varias razones. Además, “casi con toda seguridad provocaría una guerra” en la península coreana, advierte un analista.
Los comentaristas de Washington e incluso funcionarios del Pentágono a veces sugieren que entre las opciones militares a disposición de EE.UU. en la cuestión norcoreana está una especie de “ataque de decapitación”. Sin embargo, “esto es más fácil decirlo que hacerlo”, además de que “casi con toda seguridad” provocaría una guerra en la península coreana, advierte el analista en materia de defensa Dave Majumdar.
El primer desafío, según Majumdar, sería “localizar al esquivo líder Kim Jong+un dentro del “secreto Estado norcoreano”, donde varias “capas de defensa protegen al joven dictador.
El analista explica que los medios técnicos para reunir inteligencia pueden recopilar información sobre Corea del Norte, pero localizar e identificar a un individuo “requiere un nivel de precisión que esos recursos no pueden proporcionar”. Además, aviones no tripulados estadounidenses como el RQ-4 Global Hawk o el MQ-9 Reaper no sobrevivirían mucho dentro del espacio aéreo norcoreano, donde solo un dron sigiloso como el Sentinel RQ-170 tendría “alguna posibilidad de supervivencia
“El verdadero truco” sería conseguir recursos de inteligencia humana “sobre el terreno”, pero allí “son casi inexistentes”, dada la extrema seguridad de Corea del Norte”. Por otra parte, detalla Majumdar, la infiltración encubierta en el país asiático también sería difícil porque el régimen de Kim “utiliza un sistema de vigilancia vecinal”, que detectaría inmediatamente a cualquier persona que no pertenezca a un barrio.
Incluso si “por casualidad” el líder norcoreano es encontrado, el siguiente desafío sería eliminarlo. En este sentido, el analista apunta que objetivos como Kim “son fugaces”, y EE.UU. tendría que estar listo para actuar inmediatamente. Por ejemplo, si Kim se encontrara revisando la prueba de un misil balístico intercontinental, un avión de combate tendría que estar cerca del espacio aéreo norcoreano esperando la orden para atacar.
Pero incluso si “por casualidad” EE.UU. concluyera con éxito un ataque de decapitación, “las consecuencias serían impredecibles”, advierte el autor del artículo, para concluir que “nadie sabe cómo reaccionaría Corea del Norte” y hay una “muy buena posibilidad” de que pueda comenzar una guerra a gran escala o “desencadenar un caos completo”.