Una serie de huevos sin eclosionar y dientes de dinosaurios bebés de distintas especies cuidados por una sola madre fueron descubiertos en el Ártico.
Debajo de las nevadas pesadas del Cretácico tardío en los polos del planeta, una madre adoptiva se encargó en varias ocasiones de cuidar a los recién nacidos. Pudieron no haber sido sus hijos de sangre, pero se encargó de hacerles un nido común para protegerlos del frío y las condiciones extremas de Ártico. Según sugiere una serie de microfósiles encontrados en el Círculo Polar Ártico, esto sería lo más cercano a una guardería de dinosaurios encontrado jamás.
A pesar de las imágenes que la industria cinematográfica ha impuesto en el imaginario colectivo con respecto a estos animales prehistóricos, es una realidad que también existieron especies cerca de los polos. A partir de una serie de depósitos de huevos todavía sin eclosionar y dientes de dinosaurios bebés, un equipo de paleontólogos sugiere haber descubierto una «guardería de dinosaurios» entre los bloques de hielo.
El estudio, publicado en Current Biology, señala la posibilidad de que varias especies de dinosaurios habitaran el Círculo Polar Ártico hace unos 70 millones de año. Incluso los más jóvenes soportaron temperaturas muy por debajo de los cero grados, e hicieron un hogar entre las dunas de nieve de Alaska. A pesar de la escasez de alimentos y la poquísima luz durante largos meses de invierno, sobrevivieron por milenios.
La fortaleza que seguramente tuvieron estas especies no deja de sorprender a los autores de la investigación. Patrick Druckenmiller, paleontólogo del Museo del Norte de la Universidad de Alaska, se cuestiona si estas especies emigraban, o si permanecían ahí a lo largo del año: “¿O de alguna manera lo resistieron? ¿O hacían algo loco, como hibernar?»
Aunque todavía esto no ha quedado claro, lo cierto es que nunca antes se había encontrado evidencia de vida prehistórica tan lejos de los trópicos. A pesar de que los huesos encontrados estaban completamente congelados, a los investigadores les llamó la atención que pertenecen a especies diferentes y se trata de crías pequeñas que parecían compartir el espacio.