Si tu pareja te culpa de todo de manera constante, está ejerciendo una forma de abuso emocional. Con ello, se libera de toda responsabilidad y logra una posición de poder al recortar tu autoestima poco a poco.
“Mi pareja me echa la culpa de todo. No importa lo que pase, al final cada cosa que sucede es responsabilidad mía”. Son algunas de las expresiones que más se escuchan en terapia de pareja y en ocasiones un motivo de sufrimiento lo bastante grave como para pensar en una ruptura.
El célebre psicólogo John Gottman identifica a las críticas negativas y la proyección de la culpa como los principales motivos que dan pie a las separaciones. De algún modo, sentir de pronto en piel propia ese sentimiento por parte de la pareja es todo un atentado a la confianza, el compromiso y el lazo afectivo.
Por otro lado, no hay que perder de vista un hecho. La persona que proyecta sobre los demás la responsabilidad de todo problema, desafío e incluso de su propia infelicidad evidencia una personalidad problemática. Asimismo, hay que tener presente que esta conducta traza una forma de abuso emocional.
Quien hace uso constante de la proyección de la culpa intenta, por encima de todo, distorsiona nuestra realidad.
Según una investigación de la Universidad de Londres, las personas que han tenido parejas que usan el sentimiento de culpa como manipulación siempre sufren secuelas. Incluso, pueden llegar a dudar de sí mismas.
El desgaste ejercido a raíz de la proyección de la culpa mina la autoestima y el autoconcepto. Es decisivo saber reaccionar ante estas dinámicas lo antes posible.
Ahora bien, cuando iniciamos una relación y al poco aparece esta conducta, es común preguntarse: “¿por qué mi pareja me echa la culpa de todo?, ¿a qué se debe este comportamiento?, ¿qué debería hacer ante estas circunstancias?”. A continuación, analizamos las causas.
Culpar al otro es una forma de inacción y de evasión de la responsabilidad
Culpar a otra persona de lo ocurrido implica una evasión de la propia responsabilidad porque todo queda sobre sus hombros. Se trata de una estrategia que indica la existencia de inmadurez psicológica y cierto narcisismo.
Mala comunicación emocional
Hay personas habituadas a expresar quejas como “es que tú no me escuchas, es que tú siempre priorizas tus necesidades, no te fijas en cómo me encuentro…”. Se trata de personalidades con una habilidades de comunicación deficientes que usan la proyección de la culpa en lugar de la asertividad.
Por ejemplo, antes de decirle a la otra persona “es que tú nunca me escuchas” es más adecuado comunicarle algo como “me gustaría que me tuvieras más en cuenta. Necesito poder hablar contigo con naturalidad y escuchándonos el uno al otro”.
¿Por qué mi pareja me echa la culpa de todo? La manipulación narcisista
Cuando una persona se pregunta: “¿por qué mi pareja me echa la culpa de todo?”, cabe la posibilidad de que conviva con una personalidad narcisista. Trabajos de investigación, como los realizados en la Universidad de Wollongong (Australia), afirman que el impacto interpersonal de tener una relación con un narcisista puede ser inmenso.
Los narcisistas suelen ser vengativos. Ante cualquier pequeña frustración, desavenencia o enfado, este tipo de personalidades no dudarán en encontrar cualquier excusa para culpar al otro de toda insignificancia. Esa conducta les resulta catártica. Además, el uso de la culpa es una forma de manipulación que puede destruir la autoestima y facilitar el control del otro.
¿Cómo actuar ante estas circunstancias?
Tal y como señala el doctor Johnn Gottman en su obra Principia Amoris (2014), el amor auténtico, el que da forma a las relaciones felices y duraderas, se basa en la cultura del respeto y no en la tiranía de la proyección de la culpa.
Entonces, ¿qué hacer si en estos momentos nos vemos en esta tesitura personal?
- Analizar la situación. Cada persona es un mundo y, por ende, cada relación también lo es. Por tanto, debemos tomar conciencia de la situación e intentar descifrar qué es lo que está sucediendo: ¿mi pareja está pasando por un mal momento? ¿Cómo me he comportado últimamente? ¿El respeto sigue intacto a pesar de que no nos estemos comprendiendo? ¿Por qué me está culpando de todo? Esto nos ayudará a tener un panorama más claro del problema.
- Hablar con nuestra pareja de la situación. Es necesario indicar con asertividad a la otra persona cómo nos hace sentir ese comportamiento. Sentir en piel propia el resentimiento del otro y percibir cómo nos responsabiliza de casi todo es una forma de abuso psicológico.
- Si tras esa conversación no se aprecian cambios ni voluntad evidente de mejora, hay algo que está claro. Nuestra pareja nos está usando como saco de boxeo emocional. Proyecta sobre nosotros sus frustraciones como mecanismo catártico, como forma de manipulación. Ese comportamiento coercitivo no es lícito ni permisible.
- Buscar ayuda profesional. Muchas veces somos víctimas de este tipo de abuso psicológico porque somos vulnerables. Por tanto, para evitar estos malos tratos, lo más aconsejable es trabajar en nuestra autoestima y estilos de apego con un psicoterapeuta.
Para concluir, en las situaciones en las que el maltrato es más que evidente solo queda una opción y es la distancia. Salvaguardar la propia integridad es prioritario en todos los casos. Los traficantes de culpa no cambian tan fácilmente y, por tanto, no hay que dar segundas oportunidades a quien nunca mereció ni la primera. Reflexionemos en ello.
Artículo tomado de la revista lamentemaravillosa.com