Una de las consecuencias más frecuentes de la infección y que afecta la calidad de vida de las personas es la dificultad respiratoria. Es por ello que científicos del Reino Unido proponen un método de recuperación.
La fatiga o falta de aire es una de las problemáticas más comunes que la infección por SARS-CoV-2. Se trata de un trastorno del patrón de respiración (DBP), esencialmente la falta de aire crónica es ocasionada por un modelo de respiración anormal.
Además, si bien afecta seguidamente a las personas con afecciones pulmonares crónicas, así como el asma o el trastorno pulmonar obstructivo crónico; un ejemplo de lo anterior es el enfisema. También puede afectar a las personas con trastornos de ansiedad.
Los especialistas investigadores han mencionado que los que sufren de esto llegan a creer que tienen pocas posibilidades de “alguna vez volver a respirar con facilidad”. “Nunca pensé que volvería a ser la persona saludable y en forma que había sido antes del COVID”, contó Rebecca Hales una paciente que sufre esta afección.
Según explicó Emma Tucker, fisioterapeuta respiratoria en la Clínica de Evaluación Post-Covid de Oxfordshire en el Hospital Churchill, dijo que el BPD es cuando alguien desarrolla un patrón respiratorio anormal (generalmente una respiración más rápida y superficial).
“La diferencia es que mientras que estar sin aliento puede ser parte de una condición aguda o de corto plazo, con BPD es crónico -amplió la especialista-. Los enfermos se quejan de sentirse hambrientos de aire y sin aliento. Este patrón de respiración puede volverse habitual: en algunas personas, los niveles de dióxido de carbono en el torrente sanguíneo caen porque cuando hiperventilas, exhalas más dióxido de carbono de lo habitual, lo que provoca desmayos y mareos”.
Se estima que 1,3 millones de personas en el Reino Unido tienen síntomas cercanos de COVID que están más de cuatro semanas después de la infección inicial; 554.000 y tienen síntomas como dificultad para respirar, fatiga y confusión mental después de un año.