La posibilidad de resucitar especies del pasado, como soñaba Parque Jurásico con los dinosaurios, o como a veces pasa en el imaginario colectivo sobre otras especies extintas todavía pertenece al género de la ciencia-ficción, pero quizá en un futuro, más cercano o tal vez lejano, pueda dejar de serlo.
Por primera vez, un grupo de investigadores, del que forma parte un genetista español Emilio Mármol Sánchez, ha conseguido secuenciar el ARN o Ácido Ribonucleico de un animal extinguido, el tigre de Tasmania, mediante un procedimiento que bien podría ser el argumento de una buena película.
Los científicos lograron revisar muestras de músculo y piel de un ejemplar de esta especie extinta de hace 132 años, que se conservaba el Museo de Historia Natural de Estocolmo, Suecia, donde aislaron millones de secuencias de Ácido Ribonucleico (ARN), la molécula que se encarga ayudar al ADN trasmitir información a las células.
Los resultados, publicados en la revista Genome Research, abren la puerta a que animales conservados en museos y colecciones permitan aportar nuevos conocimientos sobre especies desaparecidas hace varios años o ya de plano cientos o más años.
Por su parte, Oliver Smith, genetista de la empresa Micropathology de Coventry (Reino Unido), explicó que la posibilidad de analizar el ARN <abre toda una nueva fuente potencial de información>. Y agregó <En lugar de fijarnos en lo que es un genoma, podemos fijarnos en lo que hace el genoma>, aseguró.
Es necesario mencionar para los que no han escuchado del tilacino o <Tigre de Tasmania> este especimen era un marsupial carnívoro que habitaba en la isla de Tasmania,
El tigre de Tasmania -también conocido como tilacino- era un marsupial carnívoro que vivía en la isla de Tasmania, al sur de Australia. El último ejemplar conocido del tigre murió en cautividad en la isla para el año 1936, pero se conservan algunos restos en museos de todo el mundo.
El tilacino, según se sabe, se habría extinto al rededor del siglo XX en continente australiano. Y poco tiempo después los otros lugares habitados por el mismo Nueva Guinea y Tasmania. Se conoce muy poco de las causas de su extinción pero se culpa a la competencia con los humanos y dingos. Siendo que se señala además que el Tigre de Tasmania ya enfrentaba retos como el cambio climático y ahunado a la cazeria humana y competencia con otras especies derivó en su extinción.
Retornando a pies al estudio, los investigadores recogieron tres muestras de músculo y tres de piel, cada una de las cuales tenía un peso de unos 80 miligramos, y de ahí extrajeron y purificaron 81,9 millones de fragmentos de ARN del músculo del tilacino y 223,6 millones de fragmentos de su piel. Después de eliminar los duplicados y las secuencias muy cortas, identificaron 1,5 millones de secuencias de ARN del tejido muscular y 2,8 millones de secuencias de ARN de la piel.
Hasta ahora, los científicos habían sido capaces de extraer el ADN de especies extinguidas desde hace siglos, pero hacerlo con el ARN era un reto porque estas moléculas son menos estables y se descomponen rápidamente en fragmentos más pequeños.
“Fuera de las células vivas, se cree que se degrada o destruye en cuestión de minutos”, destaca Marc Friedländer, coautor del estudio y genetista de la Universidad de Estocolmo.
Por otro lado se declaró en algunos medios de que resucitar al marsupial no es ni era el foco de la investigación. Además, se mencionó que los investigadores se muestran escépticos sobre su introducción en el habitat actual en las condiciones actuales.
La combinación de los estudios de ADN, en los que la ciencia ha avanzado de manera notable en la última, y los incipientes de ARN permitirán nuevos avances en campos como el estudio de los virus antiguos, añade añade Hannes Schroeder, investigador de ADN antiguo de la Universidad de Copenhague.