Existen ciertas teorías e hipótesis sobre cómo surgieron las esculturas de Rapa Nui. Los rostros de los dichos enigmáticos moáis parecen contar una historia de un pueblo mágico y diferente.
Alejados del mundanal ruido y siempre observando el destino de la humanidad callados, los moáis, las gigantescas estatuas de piedra que pueblan la Isla de Pascua y que han proporcionado fama en todo el mundo a este lugar perdido en medio del océano Pacífico.
Situada a 2.250 millas al noroeste de Chile, Rapa Nui- rebautizada como Isla Aster después del día de la llegada de los europeos en el año 1722, es la isla habitada más remota del mundo.
Las estatuas de piedra, han estado durante mucho tiempo con los espíritus y secretos del antiguo pueblo Rapa Nui, que se asentó alrededor del 800 d.C.
Al misterio de cómo se construyeron le acompaña el por qué. Los rostros de los moáis, esculpidos para siempre. El problema es que no se sabe que motivos del por qué están allí exactamente.
“Los Rapa Nui probablemente usaron picos de piedra de basalto para tallarlos en la roca porosa, luego transportaron y erigieron los monolitos con rodillos hechos de troncos y cuerdas hechas de fibras vegetales”, mencionaron en una revista llamada The World’s Most Mysterious Places.
Sin embargo, los nativos de la isla creen y piensan que los moáis, están dirigidos por el maná, o la magia, y que caminaron por sí mismos a través de la isla. Antes de la pandemia, 80.000 visitantes se asombraban ante la cantera de Rano Raraku, una especie de cementerio de moáis.
Según planteó un estudio realizado en el año 2019, por expertos en la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA), es que existen teorías que explican por qué los misteriosos habitantes de la isla construyeron las estatuas, símbolo indiscutido de esta región, es que creían que estos monolitos ayudaban a mejorar la fertilidad y aseguraban el tener abastecido los alimentos.
Trabajando con especialistas y arqueólogos, encontraron rastros de banana, taro y camote que habrían sido cultivados alrededor de los moáis.
“Esta excavación amplía nuestra perspectiva sobre los moáis y nos impulsa a comprender que nada, no importa que tan obvio parezca, nunca es lo que parece. Creo que nuestro nuevo análisis humaniza el proceso de producción de los moáis”, aseveró Van Tilburg en un comunicado oficial publicado por UCLA.