Los procesos atencionales de las clases en línea requieren de una ingesta de alimentos balanceados y de una hidratación adecuada, cuidando de la periodicidad conveniente para evitar períodos largos de ayuno. Nutricionalmente se recomiendan cinco comidas al día.
El objetivo de seleccionar y cuidar la alimentación es que los niños en edades tempranas requieren estar hidratados, principalmente de bebida natural como el agua potable. Esto se debe a que la ingesta de líquidos azucarados o carbonatados darán como resultado una irritación de la corteza cerebral que dará como efecto, períodos atencionales más cortos y necesidad de movimiento. Lo anterior provocará que los períodos de conexión atencional necesiten muchos ajustes para lograr un aprendizaje significativo.
Durante el proceso de aprendizaje los alimentos variados y saludables tipo snacks o frutas permiten que el cuerpo tenga la cantidad de azúcar necesaria para que el cerebro se mantenga plenamente irrigado, oxigenado y favorezca la concentración.
En este proceso de clases virtuales es recomendable considerar un tiempo prudencial para el descanso, tipo recreo o receso, mismo que se recomienda dividir en dos fases: comer, refaccionar o merendar y luego hacer ejercicio o viceversa, para que los niños estén activos, atentos y dispuestos. La actividad física es esencial para que el niño pueda moverse y usar toda la energía que debe contener al estar sentado frente a un dispositivo. Este alto a la tecnología y oportunidad de movimiento le brindará al niño una disposición adecuada para retomar las clases.
Durante esa refrigerio en tiempo de receso se debe cuidar el hecho de ingerir alimentos que hagan que el niño tenga que masticar y deglutir, movimientos que ayudarán a que descargue su necesidad de movimiento o estrés, ya que, en la educación en línea, los niños platican menos con sus iguales o compañeros, así que el movimiento de mandíbula sustituirá su necesidad de hablar sin notarlo, como un sustituto a la conversación.
Al hablar de la ingesta de alimentos no se puede dejar a un lado el manejo de los buenos hábitos, tales como: lavarse las manos antes de comer, utilizar cubiertos, un mantelito o individual para que los alimentos toquen únicamente superficies limpias, comer con la boca cerrada, no levantarse mientras comen y al finalizar, limpiar por ellos mismos el espacio utilizado para comer.
El recibir momentos de sol o ambientación exterior, además un poco de movimiento en los períodos de receso, así como entre clase y clase, favorecerán el procesamiento y aprovechamiento de azúcares, de las vitaminas y minerales de los alimentos y a evitar el paso lento por sus intestinos, ayudándoles a tener una evacuación adecuada de los desechos del cuerpo, ¡aspecto importante para el buen funcionamiento de sus órganos, que dan como resultado bienestar! Cuando el niño se siente bien, aprende también.
