El asesinato del presidente de Haití, Jovenel Moïse, que fue acribillado a balazos en su residencia el miércoles, ha sumido al país en una profunda crisis política que afecta al seno del Gobierno, donde dos hombres reclaman el puesto de primer ministro.
Tras el magnicidio, el primer ministro interino, Claude Joseph, asumió provisionalmente las riendas del país y anunció el estado de sitio.
Sin embargo, el lunes, tan solo dos días antes de su asesinato, Moïse había nombrado al neurólogo Ariel Henry, de 71 años, como nuevo primer ministro, pero este no alcanzó a ser investido. El presidente incluso lo anunció por Twitter.
“He nombrado a Ariel Henry como primer ministro. Deberá formar un gobierno abierto que incluya a las fuerzas vitales de la nación, resuelva los problemas de inseguridad y acompañe a la CEP [Consejo Provisional Electoral] para realizar elecciones generales y un referendum”, dijo.
El propio Joseph felicitó a Henry a través de la redes sociales, donde destacó que su “sentido de Estado” lo guiaría “en sus esfuerzos por crear un gobierno de consenso”.
Sin legitimidad
Ninguno de los dos políticos tendrían legitimidad para ostentar el cargo porque Moïse llevaba más de un año gobernando por decreto, desde que en enero de 2020 declaró la caducidad del período legislativo, debido a que no se pudieron celebrar los comicios parlamentarios en otoño de 2019, aplazados por las constantes protestas antigubernamentales que paralizaron el país.
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Por tanto, según la Carta Magna, Joseph no estaría en la línea sucesora porque se trata de un primer ministro interino y el Parlamento nunca aprobó su nombramiento (y lo mismo le sucedería a Henry).
En una entrevista a Le Nouvelliste, Henry se mostró abierto al diálogo, pero dejó clara su posición: “Claude Joseph no es el primer ministro, forma parte de mi gobierno”.
“El señor Claude Joseph ha hecho un buen trabajo hoy [por el miércoles, día del asesinato de Moïse] que aprecio. Yo soy el primer ministro y estaba eligiendo a los miembros de mi gabinete. Incluso estábamos muy avanzados”, declaró.
El magnicidio de Moïse tuvo lugar a menos de tres meses de las elecciones presidenciales y legislativas, convocadas para el próximo 26 de septiembre. Para esa misma fecha, el mandatario había convocado un referéndum para una nueva Constitución, que contaba con las críticas de sus opositores y la comunidad internacional.
