Irak, en gran parte árido, está clasificado por la ONU como uno de los cinco países del mundo más afectados por algunos efectos del cambio climático, y las autoridades dicen que el país está pasando por su cuarto año consecutivo de sequía.
Irak sufre un calor abrasador en el verano y frecuentes tormentas de polvo, y la disminución de las precipitaciones, así como las represas río arriba, han reducido el caudal de los ríos Tigris y Éufrates.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) dijo en un comunicado que estaba “profundamente preocupada por las graves consecuencias del cambio climático y la escasez de agua en las marismas y los productores de búfalos en el sur de Irak”.
La agencia de la ONU citó “informes de campo alarmantes” de su personal que opera junto con el personal del ministerio de agricultura iraquí.
La declaración de la FAO dijo que los informes “indican que las marismas están experimentando la ola de calor más severa de los últimos 40 años, acompañada de una repentina escasez de agua en el río Éufrates”.
“La terrible situación está teniendo un impacto devastador en el sistema de pantanos, los productores de búfalos, los granjeros y los pescadores, obligando a muchos de ellos” a abandonar el área, agregó.
La FAO dijo que en Chibayish, ubicada en la provincia de Dhi Qar, “el nivel del agua del Éufrates es de solo 56 centímetros (22 pulgadas), y en las marismas de cero a 30 centímetros”.
Señaló altos niveles de salinidad que superan las 6.000 partes por millón, lo que ha generado preocupación entre los agricultores, especialmente los pastores de búfalos y los pescadores.
El comunicado cita cifras oficiales que muestran que “casi el 70 por ciento de las marismas están desprovistas de agua”.
En una vívida ilustración del problema, un periodista de la AFP a principios de este mes vio miles de peces arrastrados por las orillas del río Amshan en Majar al-Kabir, en la provincia de Maysan, fronteriza con Irán.
Esta región es famosa por sus marismas alimentadas por el río Tigris.
El activista ambiental Ahmed Saleh Neema dijo que “un aumento de las temperaturas” que provocó una mayor evaporación, junto con la reducción del flujo de agua, contribuyó a “la falta de oxígeno y la alta salinidad” en el río.