Las autoridades del estado mexicano de Chihuahua descubrieron este fin de semana un crematorio privado de Ciudad Juárez: 381 cadáveres fueron encontrados amontonados y sin incinerar, pese a que todo indica que sus familias creían haber recibido sus cenizas.

Según informó Eloy García, coordinador de comunicación de la Fiscalía General del Estado, los cuerpos estaban “apilados de forma indiscriminada, unos sobre otros, tirados en el piso y en diferentes ambientes del inmueble”, lo que evidencia una grave violación a los protocolos funerarios y posibles delitos penales.

La fiscalía presume que todos los cuerpos fueron previamente embalsamados y que contaban con certificados de defunción. Se cree que, en su mayoría, fueron velados y trasladados por sus familias al crematorio con la expectativa de recibir sus restos incinerados. Sin embargo, en lugar de cenizas, se habría entregado otro material a los deudos, reveló García.

Debido a la cantidad de cadáveres y la limitada capacidad operativa del crematorio, se estima que algunos cuerpos podrían haber permanecido sin ser procesados durante más de dos años. La fiscalía considera que este caso refleja una clara “indolencia e irresponsabilidad” por parte de los administradores del negocio.

Por estos hechos, dos personas, el propietario del crematorio y uno de sus empleados fueron detenidos y serán presentados ante un juez penal en las próximas horas, mientras se continúa con la investigación para establecer el grado de responsabilidad y determinar si hubo fraude hacia los familiares.