Llamamos arte a todo aquello que cubre lo horrible del mundo para convertirlo en algo extraordinario. Aunque autores como Umberto Eco han destacado a la fealdad y lo grotesco como un elemento estético, no podemos negar que más allá de toda técnica o discurso preferimos voltear hacia otro lado cuando nos encontramos frente a una serie de imágenes que no precisamente entran en nuestra noción de lo bello. La razón de esto es sencilla: no existe belleza, más bien podemos decir que éste es un elemento distinto, pues como lo explica el mismo Eco en Historia de la fealdad: las sombras contribuyen a que la luz resplandezca mejor.
Partiendo de esto es como podemos explicar la obra de muchos artistas que utilizan o se apoderan de la fealdad para manipularla hasta llegar a su cometido. Dos de los ejemplos más conocidos que tenemos acerca de esta forma de entender el arte, se encuentra en un par de creadores claves para comprender el movimiento conocido como street art: Blek le Rat y por supuesto, Banksy. En ambos casos el gastado paisaje urbano es intervenido para plasmar imágenes que implican en sí mismas una crítica hacia la poca belleza de los espacios grises y olvidados entre el hormigón.
Para entender los gustos de una era no es justo escuchar sólo a los filósofos, es necesario entender qué significa fealdad para la gente común.
—Umberto Eco
Si bien es cierto que el graffiti es la expresión máxima del arte urbano, hay quienes no necesariamente trabajan sobre las calles para sacar de su monotonía los colores y figuras más caprichosas de ellas. La brasileña Ligia Fascioni, por ejemplo, buscó la belleza en lo profundo de los restos del muro de Berlín. Tras capas y capas de pintura en aerosol, esta ilustradora encontró el material perfecto para que sus ilustraciones reivindicaran la imponencia y la crueldad de uno de los elementos clave para entender la era moderna.
Odio el muro de Berlín por todo lo que representa en la historia, por el sufrimiento que infligió toda la gente; las muertes, la ignorancia, la brutalidad y la arrogancia. Pero me encantan sus restos, tan coloridos, inspiradores y delicados.
—Ligia Fascioni
Estas fotografías tomadas en los restos del muro que dividió a Alemania por 28 años y que descansan en el parque Mauer en el distrito de Prenzlauerberg, son intervenidas por la artista quien a través de trazos sencillos busca revelar el potencial estético que se esconde detrás de las caprichosas formas que encuentra entre la pintura.
Hago cortes y collages digitales contrastando el concepto de brutalidad que transmite el muro con los colores infinitos, el poder femenino y la delicadeza de los animales.
—Ligia Fascioni
Tras observar el trabajo de esta ilustradora es como nos damos cuenta de que incluso en los rincones más grises de las ciudades, apenas buscando un poco entre sus escombros nos podremos dar cuenta de la existencia de esa belleza que nos conduce inevitablemente a amarla de manera incondicional.
también te puede interesar leer esto:The New York Times quiere pagarte para que viajes por 52 países