El mundo tiene los ojos puestos en las operaciones de rescate de un sumergible que lleva a turistas a ver los restos del Titanic y que desapareció el 19 de junio en el Océano Atlántico con 5 personas a bordo.
A medida que crece la incertidumbre, también aparece nueva información acerca de este vehículo y de la empresa que lo opera.
OceanGate, la compañía propietaria del sumergible conocido como Titan, despidió a un empleado que advirtió sobre los problemas de seguridad del vehículo.
Se trata de David Lochridge, exdirector de operaciones marítimas de OceanGate Expeditions, quien además demandó a la compañía por despedirlo después de entregar un informe donde advertía que estas expediciones “someten a los pasajeros a un posible peligro extremo”.
En el documento que citaron diversos medios de comunicación, Lochridge advertía que el casco original de fibra de carbono del sumergible no estaba clasificado para las profundidades del Titanic.
Lochridge también señaló que se le negó información sobre la ventanilla del sumergible porque “solo se construyó a una presión certificada de 1300 metros, aunque OceanGate tenía la intención de llevar a los pasajeros a profundidades de 4000 metros”.
De acuerdo con este informe y con la demanda, “OceanGate se negó a pagarle al fabricante para que construyera una ventana que cumpliera con la profundidad requerida de 4000 metros”.
La disputa legal comenzó en 2018 cuando Lochridge fue despedido, OceanGate lo demandó por filtrar información confidencial sobre el sumergible” y Lochridge demandó a la empresa por despido injustificado.
Pero el pleito se resolvió de manera extrajudicial en noviembre de ese mismo año.
Entre los cinco pasajeros que van en el sumergible, se encuentra el CEO de OceanGate, Stockton Rush; viajan también el empresario y explorador Hamish Harding, el empresario pakistaní Shahzada Dawood y su hijo Suleiman, de 19 años; y Paul-Henry Nargeolet, un experto marítimo francés que ha realizado más de 35 inmersiones a los restos del Titanic.