Marc Polymeropoulos, exoficial de la CIA, dice creer que los rusos lo atacaron con un arma secreta que usa ondas de alta energía para afectar el cerebro. “En diciembre de 2017, me desperté en medio de la noche en un hotel de Moscú a solo dos cuadras de la embajada de Estados Unidos(…) Y me desperté con un caso increíble de vértigo, tinnitus, que suena en los oídos, y un dolor de cabeza terrible”, dijo Polymeropoulos en una entrevista en el programa de Law & Crime Network Brian Ross Investigates.
En aquel momento, Polymeropoulos era un alto funcionario de la CIA que supervisaba las operaciones en Rusia, después de años de servir en zonas de guerra desde Irak hasta Afganistán.
Se trata de uno de los 130 espías diplomáticos y militares estadounidenses que en diferentes momentos han informado padecer síntomas neurológicos similares a lo que se conocen como el ‘síndrome de La Habana’, la cual es una misteriosa enfermedad que fue identificada por primera vez en Cuba en 2016.
Para el exagente de la CIA, lo que le ocurrió en Moscú en 2017 es la experiencia más aterradora de su vida. Para Polymeropoulos Estados Unidos necesita presionar a los rusos para que respondan si están detrás de los ataques.
“Los rusos ciertamente sabían quién era yo y,en ese momento, nos estábamos embarcando en lo que llamamos el gran retroceso contra los rusos después de su interferencia en las elecciones estadounidenses de 2016, así como lo que estaban haciendo en Europa”, agregó el exfuncionario estadounidense.
De acuerdo con un informe en 2020 de las Academias Nacionales de Ciencias, Ingeniería y Medicina, el origen más probable de la enfermedad es una forma rara de energía de radiofrecuencia pulsada. Aseguran que lo más probable es que en ese momento los funcionarios estadounidenses fueron alcanzados por un arma de energía dirigida.
Además, consideran que las ondas de energía habrían sido emitidas por un software espía ruso. “Eso ciertamente es una posibilidad”, dijo Polymeropoulus sobre esta conjetura. “Nunca descartaría nada”.
Polymeropoulos dice estar padeciendo actualmente síntomas neurológicos implacables, desde dolores de cabeza diarios, hasta una gran dificultad para concentrarse.Además, ha visto su vida trastornada por dichas condiciones, cuyos efectos incluso lo han obligado a renunciar prematuramente a su codiciado puesto en la CIA, durante un tiempo en el que le quedaba “mucho más en el tanque”.