Considerada la unidad mínima de expresión en Internet, los denominados memes son ahora mismo los contenidos virales por excelencia. Pero… ¿qué es un meme?, ¿se puede ganar dinero con ellos?, ¿cómo se fabrica uno?
Todos ellos tienen en común su anonimato, su humor -normalmente sarcástico, con un toque gamberro- y esa predisposición a su difusión masiva entre particulares. También comparten un contacto íntimo con la actualidad más rabiosa. El nuevo género ha alcanzado su mayoría de edad con la ayuda de WhasApp y Facebook. Partidos políticos y marcas comerciales sueñan con la idea genial. Detrás de las ocurrencias hay mucho más que talentos anónimos. Poco a poco, comienzan a surgir los primeros profesionales del medio entre creativos, diseñadores, consultores online y estudiantes. Todos ellos sin aparente ánimo de lucro.
Hay aplicaciones móviles que facilitan la creación de estos contenidos. La mayoría de ellos están realizados con la más popular: memegenerator.com. Basta seleccionar y subir la imagen, colocar el texto que queramos y difundir a través de las redes sociales, foros, WhatsApp… Los primeros surgieron en páginas del estilo de 9gag.com a nivel internacional y de cuantocabron.com. “Eran ilustraciones muy mal hechas, de caras en blanco y negro, mostrando diferentes sensaciones. Funcionaban precisamente por eso, por lo horribles que eran”, nos explica un diseñador. Aunque muchos los consideran sucesores de los emoticonos, como fenómeno de comunicación han adoptado el sarcasmo y la ironía que hasta hace unos años solo veíamos en el humor gráfico. Con la ayuda de las redes sociales, cualquiera puede diseccionar la realidad o darle la vuelta a algo con un punto de vista totalmente distinto y convertirse en el tipo ingenioso del día. Sin embargo, su carácter anónimo ha llevado a los autores más cobardes a utilizarlos para otros fines totalmente reprobables, como el insulto o la vejación y para exaltar actitudes del todo condenables.
Cuando te pones a hacerlos no puedes estar muy seguro de que vayan a funcionar. No deja de ser un chiste o una manera de expresar algo, con un resultado incierto. Los que están popularizándose aquí en estos momentos igual los creó alguien que está en Estados Unidos y que no tenía ni idea de que iban a dar tanto juego”. Habla Álex Álvarez, director creativo en Funciona, una consultora tecnológica y de desarrollo de apps.
Él mismo hizo un experimento que tuvo como resultado los populares memes del Bicimad, el servicio de alquiler de bicicletas eléctricas del Ayuntamiento de Madrid. “Cuando Mariano Rajoy, Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes se dieron el paseo en bici para inaugurar este proyecto, recortamos las imágenes de ellos con Photoshop y colgamos esa composición en forocoches -el mayor blog de España-. A partir de ahí, cualquiera que quisiera podía hacer un meme y colocarlos delante de lo que se les ocurriera.
Los expertos consultados coinciden en que el meme es algo que está marcado por la espontaneidad. No obstante, también hay trucos y maneras para adelantarse a los acontecimientos. Desde otra agencia de publicidad nos reconocen que cuentan con un sistema que les va adelantando de qué se va a hablar en redes sociales en las horas siguientes.
De esa manera, pueden ir preparando contenidos que beneficien a sus distintos clientes. No obstante, es un trabajo que hay que hacer con suma delicadeza, sin que se note que pueda haber alguna marca comercial detrás, que no deje rastro. “Cuando una compañía intenta repetir o replicar algo que ha triunfado en Internet y que ha salido de la gente, como algo natural, entonces suele fracasar. Todo lo que copia una marca en redes sociales suele ser machacado al instante. La gente comparte algo que ha hecho alguien desconocido o que ha surgido de una forma social, pero no con el logo de una marca”, explica el director creativo de Funciona.
Otro publicitario reconoce que cuando alguna compañía le ha encargado algún tipo de meme, lo último que han intentado es que pareciera algo profesional. “En esos casos, no buscamos una buena tipografía ni una buena imagen que esté bien compuesta, porque en el fondo, tiene que dar la sensación de que lo ha hecho cualquier persona. Si se descubre que hay un proceso profesional detrás, el meme se cae”, avisa. Precisamente por ese carácter underground, el meme no es un recurso de comunicación que encaje con todas las marcas o tipos de clientes.