François-Marie Arouet nació en París en 1694. Era el último de los cinco hijos de un notario y una muchacha de la nobleza, que falleció cuando el pequeño sólo tenía siete años de edad.
Con 12 años escribió su primera obra de teatro, ‘Amulius y Numitor’, y unos años más tarde empezaría a firmar con el sobrenombre con el que
Hoy reconocemos al escritor francés como el máximo exponente de la Ilustración y, en general, como uno de los grandes pensadores de la historia.
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Pero normalmente olvidamos una importante faceta de su vida: Voltarie fue inmensamente rico.
Esto le permitió escribir lo que le venía en gana, viajar cuando tenía apuros políticos y ganarse el favor de las personas poderosas, pese a ser, para la época, un tipo del todo problemático.
Cierto es que Voltaire no nació en un arroyo, estudió en los jesuitas y cursó Derecho en la universidad, pero su familia no era, ni de lejos, tan poderosa como para que su hijo se convirtiera en uno de los hombres más ricos de Francia.
El escritor era, además, una persona predispuesta a meterse en líos.
Aunque Voltaire provenía de una familia adinerada, solía meterse en líos y tuvo problemas financieros hasta que conoció a De la Condamine
En 1713, siendo ya abogado, obtuvo su primer trabajo como secretario en la embajada francesa en La Haya, del que fue expulsado tras mantener un romance con una refugiada francesa. A la muerte de Luis XIV, en 1715, escribió una mordaz sátira contra él y su hija, la duquesa de Berry, que le valió la reclusión por un año en la Bastilla, prisión a la que no tardaría en volver. En 1726 tuvo una disputa pública con el noble Chevalier de Rohan, al que retó a un duelo a muerte. Para evitar el enfrentamiento, Voltaire fue encerrado de nuevo. Al cabo de cinco meses, como el recluso seguía sosteniendo su derecho al duelo, fue liberado y desterrado a Gran Bretaña, donde vivió casi tres años.
Cuando volvió a París, las finanzas de Voltaire dejaban bastante que desear. Cierto es que durante este tiempo nunca dejó de publicar pero, como todo el mundo sabe, el de escritor nunca ha sido un oficio muy lucrativo.
Pero todo cambió durante una cena a la que le invitó su amigo Charles du Fay –el físico francés que descubrió la existencia de dos tipos de cargas eléctricas, positiva y negativa–.
Allí conoció a la persona que cambiaría para siempre la vida del escritor: el matemático Charles Marie de la Condamine.
Una gran estafa legal. Por aquella época, De la Condamine, que fue otro de los mayores prodigios de la Ilustración, era un matemático desconocido. Pero tenía un plan para dejar de serlo y encontró en Voltaire al compañero perfecto.
En los años 20 del siglo XVIII la economía francesa sufrió una importante crisis –debido en parte a la guerra de la Cuádruple Alianza que mantuvo contra la España de Felipe V–. En 1727, para intentar ahorrar dinero, la Corona redujo las tasas de interés de los bonos, lo que disminuyó drásticamente su valor en el mercado. La caída de su precio suponía un problema, pues reducía la confianza nacional e internacional en la economía francesa, pero el ministro de Finanzas, Michel Robert Le Pelletier-Desforts, tuvo una idea para elevar su valor.
Con 12 años escribió su primera obra de teatro, ‘Amulius y Numitor’, y unos años más tarde empezaría a firmar con el sobrenombre con el que fue conocido para los restos: Voltaire.