Los azulgranas superan un duro examen gracias a la estelar aparición de Leo Messi
Lionel Messi celebra con Alba el gol de Suárez (Ander Gillenea / AFP)
Olvidar Stamford Bridge era la petición de Ernesto Valverde en la previa y no le faltaba razón al técnico extremeño. Porque el Barça sudó sangre para resolver uno de los encuentros más duros de la temporada. La intensidad local fue un suplició para los azulgranas, que tuvieron que recurrir al mejor Messi para rescatar tres puntos que pueden ser claves para el devenir del campeonato. El argentino volvió a ser decisivo en los goles de Luis Suárez y Jordi Alba.
Tal como se esperaba, el conjunto de Mendilibar fue una piedra en el zapato para el Barça. Durante la primera media hora de encuentro el conjunto azulgrana lidió como pudo con el fútbol de alta intensidad y vértigo ofensivo que propuso el Eibar y cerca estuvo de costarle un disgusto.
De nuevo el técnico vasco demostró una valentía que rozó la imprudencia. Presión en todo el campo y juego directo para agobiar el fútbol combinativo del Barça. En los primeros diez minutos los locales ya habían rematado hasta tres veces sobre la portería de Ter Stegen y la sensación de impotencia de los azulgranas era amarga. Piqué se desgañitaba pidiendo más intensidad y atención a las subidas de los extremos. Busquets no aparecía en el medio y el Barça no era capaz de esconder el balón para tomarse un respiro.
Los remates de Orellana, Cote y Kike García antes del minuto 15 eran un serio aviso de lo que podía suceder si el Barça no encontraba los mecanismos necesarios para salir del atolladero. Y en medio de este agobio colectivo, Messi parecía ausente. Como el propio Mendilibar diría, el argentino estaba aparcado en el medio del campo, en referencia al lugar donde esperaba a que le llega el balón para desde ahí activarse.
El próximo martes el Barça disputa un importante duelo en Stamford Bridge y Messi era consciente de ello, por eso se desvinculó del trabajo stahanovista de sus compañeros. Sin embargo, ello no fue óbice para ser decisivo. Al contrario, sus pocas apariciones fueron tan brillantes que cambiaron la dinámica del encuentro por completo.
Luis Suárez y Jordi Alba fueron los principales objetivos del argentino, que en tan solo cuatro apariciones regaló un gol y mandó un balón al palo, el número 17 esta temporada. En la primera, Luis Suárez no resolvió bien y el posterior disparo de Alba lo despejó un defensa. La siguiente sería todavía más precisa. El argentino arrancó por el medio y filtró un pase virtuoso a la espalda de la defensa para Luis Suárez. El uruguayo regateó a Dimitrovic con facilidad y convirtió a placer.
Pese al gol, el Barça siguió viviendo en terreno propio ante la presión eibarresa. Los de Mendilibar nunca variaría su plan pese a las adversidades. Sin embargo, con el paso de los minutos, el equipo azulgrana fue capaz de tener mayor tranquilidad. Orellana dispuso de la mejor acción para los locales con un disparo que sorprendió a Ter Stegen pero que se marchó al larguero.
Antes del descanso Messi aparecería en otras dos ocasiones para poner patas arriba Ipurua. En la primera aprovechó una cabalgada de Luis Suárez para mandar el balón al palo. El la última buscó a Jordi Alba con un pase entre líneas que el lateral no aprovechó para hacer el segundo.
En la reanudación, el partido fue un calco de lo que sucedió en el inicio. El Eibar redobló la presión y el Barça volvía a sufrir en campo propio.. Solo era capaz de crear peligro al contragolpe y Messi cada vez parecía aparcar en un lugar donde sus compañeros no le veían. Todo cambiaría con la rigurosa expulsión de Orellana, que sirvió para desquiciar a los locales y dar aire a los azulgranas.
El chileno protestó una acción a Hernández Hernández dando un manotazo al balón. El colegiado interpretó que eso suponía una desconsideración y mostró la segunda amarilla. El enfado de Mendilibar con su jugador y con el árbitro también provocaría su expulsión.
Con uno menos no se rindió un Eibar que seguiría luchando hasta el final contra los elementos por sacar algo positivo. El Barça intentó dormir a la bestia escondiendo el balón y dejando pasar los minutos, pero los locales siguieron presionando arriba y creando peligro. Inui dispuso de una ocasión ante Ter Stegen antes de que Messi regalase otro pase virtuoso a Aleix Vidal, que falló estrepitosamente en el mano a mano.