La Marina Real de Marruecos cuenta con una flota muy importante de vehículos navales, aéreos y espaciales dedicados a la detección de inmigración rumbo a España.
La crisis migratoria que actualmente viven las islas Canarias está siendo un auténtico drama. Desde finales del mes de octubre, la llegada masiva de pateras ha puesto jaque el control de fronteras español mientras más de un millar de inmigrantes esperan en el puerto de Arguineguín (Gran Canaria) a que su situación se resuelva.
La falta de espacios seguros e higiénicos para evitar posibles contagios de coronavirus ha llevado a establecer hoteles como residencias temporales ante el colapso de los centros existentes. Al otro lado del pequeño trozo de océano Atlántico se encuentra Marruecos, socio preferencial de la Unión Europea para intentar detener la inmigración ilegal. Para llevar a cabo esta tarea, el país africano cuenta con varios métodos de control que van desde patrulleras tradicionales a radares, pasando por el empleo de satélites o aviones guardacostas.
Una flota de medios destacable que, pese a todo, no consigue rebajar la llegada constante y numerosa de pateras a las costas españolas.
Ni en Canarias ni en la Península, donde prácticamente a diario se localizan pateras frente a las costas de Almería, Málaga o Cádiz. Todo ocurre mientras el propio Marruecos y el Sahara Occidental viven una situación muy delicada desde el punto de vista diplomático y militar.
Por mar
Los dos métodos más utilizados tradicionalmente en la vigilancia costera son los que emplean barcos y aviones. Con la tecnología, principalmente con la mejora exponencial de los radares, ambos medios se complementan a la perfección como un engranaje intentando frenar la inmigración ilegal o el narcotráfico.
Marruecos posee tanto aviones como barcos modernizados con equipos capaces de detectar pateras a larga distancia e impedir que lleguen a jurisdicción española.
En el terreno marítimo, Marruecos posee más de 50 patrulleros costeros en servicio entre los pertenecientes a la Marina Real, los asignados a la gendarmería y los dispuestos en la flota de aduanas del país. Entre ellas y según los últimos reportes, cuentan con unidades de P-32, unas patrulleras cuyas primeras unidades se botaron en los años 70. Cuentan con una capacidad de ataque limitada gracias a un cañón en proa, un desplazamiento de 89 toneladas a plena carga y 32 metros de eslora. Las últimas informaciones apuntan a que Marruecos cuenta con 10 unidades operativas de esta clase.
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En segundo lugar, se sitúa el RPB 20, un patrullero de origen francés que fue botado este siglo XXI. Los RPB 20 cuentan con el equipamiento radar más moderno y son utilizados por la propia Gendarmería marítima de Francia para labores de vigilancia.
Tales como la interceptación de inmigrantes en situación ilegal y narcotraficantes. Marruecos encargó un total de 10 naves de este tipo, pero no se conoce el número de unidades operativas en la actualidad.
Algunos astilleros de España también tienen participación directa en la vigilancia marítima de Marruecos. La Marina Real cuenta actualmente con 10 unidades de la clase Rodman 101, un modelo de patrulleras fabricadas en Moaña, Pontevedra.
Este barco es empleado por el Servicio de Vigilancia Aduanera en España con 11 patrulleras a las que hay que sumar 14 que sirven dentro del Servicio Marítimo de la Guardia Civil. El desplazamiento de las Rodman 101 se sitúa entre las 85 y 102 toneladas con una eslora de 30 metros.
Tanto el equipamiento como las características concretan varían mucho según el cliente, pero se trata de barcos modernos.
También salidas del mismo astillero de Rodman Plyships en Moaña nos encontramos a la clase Rodman 55, de las que Marruecos también ha adquirido un total de 10 unidades. Al igual que el anterior modelo, tanto el Servicio de Vigilancia Aduanera como el Servicio Marítimo de la Guardia Civil cuentan con varias embarcaciones de Rodman 55.
Las dos equipadas con radares y realizando tareas de guardacostas y vigilancia marítima para la interceptación. A pesar de ser un diseño introducido a finales de los años 80, las diferentes actualizaciones de las embarcaciones las mantienen muy al día.
Asimismo, tanto la Marina Real de Marruecos como la Gendarmería del mismo país operan embarcaciones Arcor-46 y Arcor-53 con desplazamientos de 15 y 18 toneladas de desplazamiento respectivamente.
Aviones y satélites
Dejando a un lado el mar, la vigilancia marítima marroquí también se lleva en parte desde el aire. Estados Unidos, como aliado de Marruecos, provee regularmente de una tecnología punta que de otra forma sería imposible que tuvieran en el país africano. En el caso de la vigilancia costera no iba a ser menos. Hace unos años se aprobó la compra de varios radares con aplicaciones en este sector que hasta entonces se mantenían bajo exclusiva estadounidense. Marruecos se convirtió de esta manera en el primer país en poder instalarlos en sus aviones o en alguno de los drones de su flota.
En cuanto a aviones tradicionales, la Marina de Marruecos dispone en la actualidad de unidades de Beech Super King Air. Una aeronave bimotor cuya misión es la de controlar desde el aire los movimientos cerca de las costas del país.
Este avión está equipado con tecnología para misiones de vigilancia, adquisición de objetivos y reconocimiento. Actualmente cuenta con un par de este modelo a los que se suman un total de 13 unidades de Britten-Norman Defender, estos últimos operados por la Real Fuerza Aérea de Marruecos.
Las anteriores aeronaves de ala fija se acompañan con otro par de modelos de helicópteros. El Aérospatiable A-S565 Panther, utilizado en muchas flotas militares y civiles de búsqueda y salvamento, y el estadounidense Bell 412; con tres y dos unidades respectivamente.
A varios kilómetros de altura y en órbita, Marruecos cuenta, al menos, con dos satélites militares que pueden emplearse para la vigilancia del territorio con especial ahínco en la emigración ilegal, el terrorismo y diversas aplicaciones de inteligencia.
Ambos fueros desarrollados por Thales Alenia Space y el departamento de Defensa y Espacio de Airbus. El primero de ellos se lanzó en 2017 a bordo de un cohete Vega, un modelo igual al que falló en el lanzamiento de Ingenio, y el segundo hizo lo propio en 2018. De esta forma, se cerró el contrato de 500 millones que firmó Rabat con ambas empresas.