Hace años que se sabe que las mujeres con mamas densas tienen un riesgo más alto de tener cáncer de mama. La densidad de las mamas refleja la cantidad de tejido fibroso y glandular en las mamas de una mujer comparada con la cantidad de tejido graso en ellas, según se observa en una mamografía..
Las mujeres con tejido mamario denso y enfermedad mamaria benigna se enfrentan a un riesgo elevado de padecer cáncer de mama en el futuro y podrían beneficiarse de una estrategia de cribado mamográfico adaptada, según un amplio estudio publicado en la revista “Radiology”.
La enfermedad mamaria benigna se refiere a bultos mamarios no cancerosos, quistes o secreciones del pezón. Es una afección común que puede afectar tanto a mujeres como a hombres. Las investigaciones han demostrado que la densidad mamográfica y la patología mamaria benigna son fuertes factores de riesgo de cáncer de mama. Se sabe menos sobre el impacto combinado de ambos factores de riesgo.
El nuevo estudio investigó el riesgo de cáncer de mama asociado a la combinación de densidad mamográfica y enfermedad mamaria benigna en 3,9 millones de mujeres coreanas. El cribado del cáncer de mama mediante mamografía se realiza a todas las mujeres coreanas de 40 años o más, lo que proporciona a los investigadores una amplia base de datos para el análisis.
Durante un seguimiento medio de más de 10 años, más de 58.000 mujeres desarrollaron cáncer de mama. De las mujeres que desarrollaron cáncer de mama, 10.729, es decir, el 18,4%, tenían enfermedades mamarias benignas.
“Con los hallazgos actuales, creemos que las mujeres con mamas densas y la presencia de enfermedad mamaria benigna serían objetivos potenciales para el cribado suplementario”, sugiere el coautor Soyeoun Kim, candidato a doctor en el laboratorio del doctor Park.
También puede ser necesario ajustar la frecuencia de las pruebas de detección en estas mujeres. Las recomendaciones actuales varían de un país a otro. La Sociedad Americana del Cáncer (ACS), por ejemplo, recomienda que las mujeres se sometan a un cribado anual a partir de los 45 años, con la opción de empezar a los 40 años. Las mujeres de alto riesgo deben someterse a una mamografía anual y a una resonancia magnética de las mamas a partir de los 30 años, según las recomendaciones de la ACS.