Desde que se aprobaron las primeras vacunas contra la covid-19 surgió un intenso debate que dividió al mundo. Por una parte, estaban las farmacéuticas de países poderosos que protegían la propiedad intelectual de las vacunas que desarrollaron. Y por otro, quienes pedían la liberación de las patentes para que las vacunas se pudieran producir en mayores cantidades y llegaran a los países más pobres.
Ahora, una científica hondureña espera terminar con ese enfrentamiento, gracias al desarrollo de una vacuna libre de patentes. Se trata de la doctora María Elena Bottazzi, codirectora del Centro para el Desarrollo de Vacunas del Hospital Infantil de Texas, en Houston, Estados Unidos.
Bottazzi y el doctor Peter Hotez diseñaron una vacuna contra la covid-19 que a finales de diciembre que recibió la autorización para uso de emergencia en India.
El nombre de la vacuna es Corbevax y, según Bottazzi, toda la información necesaria para fabricarla está disponible sin ánimo de lucro.
Actualmente, Bottazzi y su equipo están en conversaciones para producir la vacuna en países como Indonesia, Bangladesh y Botsuana. Y, por ser hondureña, tiene especial interés en que se pueda producir en Centroamérica y distribuirse por toda la región.
La vacuna desarrollada por Bottazzi y Hotez está basada en una tecnología tradicional, llamada proteína recombinante. Esta tecnología ya ha probado ser efectiva desde hace décadas, en vacunas como la de la hepatitis B, por ejemplo.
Su funcionamiento se basa en utilizar proteínas de un virus suficientes para despertar una respuesta inmune, pero no la enfermedad. Además, requiere un proceso de producción más sencillo y barato que otro tipo de vacunas, como las de ARN mensajero que producen Pfizer o Moderna.
Bottazzi y Hotez venían trabajando en una vacuna desde principios de los años 2000, cuando surgieron las epidemias de MERS y SARS, que también son coronavirus. Como estos virus no derivaron en una pandemia, se perdió interés en esas vacunas, pero ante la llegada del SARS-CoV-2, Bottazzi y Hotez retomaron sus trabajos aprovechando el camino que ya habían avanzado.
Para la científica, el gobierno de India fue “más ingenioso” porque “Dijeron ‘si nadie quiere estas vacunas, yo las voy a revisar y a producir mis propias vacunas, sin tener que esperar a que alguien nos las venga a regalar'”.
El Hospital Baylor College en el que trabajan Bottazzi y Hotez, se alió con el laboratorio indio Biological E. para compartirles información y que hicieran los estudios necesarios para comprobar la seguridad y la eficacia de la vacuna.
Según un estudio de Fase III entre 3.000 voluntarios, Corbevax tuvo una eficacia del 90% para prevenir la enfermedad causada por la versión original del SARS-CoV-2, y del 80% para la variante delta. Y respecto a la variante ómicron, Bottazzi dice que están haciendo pruebas y esperando la validación de los resultados.
La investigadora sostiene que los datos de los estudios aún no se han publicado porque toma tiempo procesarlos y hacerlos disponibles al público, y tanto ellos como Biological E. son equipos pequeños en comparación con las grandes multinacionales.
Además, Bottazzi sostiene que la idea es que en marzo la Corbevax ingrese al mecanismo Covax, con el que la OMS busca una distribución equitativa de las vacunas entre los países menos desarrollados.
Fuente: BBC