La cifra de fallecidos por el más reciente bombardeo ruso sobre Kiev aumentó a 21 personas, mientras que más de 130 resultaron heridas, según confirmaron este miércoles los servicios de emergencia ucranianos.

El ataque, que incluyó centenares de drones y decenas de misiles, ha sido descrito por el presidente Volodímir Zelenski como “uno de los más horribles” sufridos por la capital desde el inicio de la invasión rusa hace más de tres años.

El ataque ocurrió el martes y dejó una estela de destrucción, especialmente en el distrito de Solomianski, donde 16 cuerpos fueron recuperados de entre los escombros de un edificio residencial de nueve pisos, reduciendo a ruinas gran parte de la infraestructura habitacional.

El Ministerio de Defensa de Rusia declaró que los ataques fueron “de precisión” y estaban dirigidos contra “infraestructuras militares e industriales” en la región de Kiev. No obstante, los daños alcanzaron zonas residenciales y civiles, lo que ha incrementado la indignación dentro y fuera de Ucrania.

Según Zelenski, Rusia lanzó 440 drones y 32 misiles, un volumen que demuestra, en palabras del mandatario, una “clara intención de sembrar terror”.

También hizo un llamado urgente a la comunidad internacional para que no permanezca indiferente ante las agresiones de Moscú, en momentos en que los esfuerzos diplomáticos por lograr un alto al fuego, liderados por Estados Unidos, no han dado resultados.