Armados con machetes y bates de béisbol, algunos residentes de la ciudad costera de Acapulco, en México, devastada por un huracán, protegen sus vecindarios de los saqueadores que ya han vaciado los supermercados.
En el distrito de Progreso, los lugareños han utilizado paneles metálicos en los techos y otros escombros dejados por el huracán Otis para bloquear las entradas a las calles.
Al caer la noche, “la gente hace barricadas para impedir el paso de la gente. Aprovechan lo que hay en la calle”, explicó el martes a la AFP Salvador Chávez, vecino de la zona.

Se ha descubierto gente invadiendo viviendas tras el desastre, dijo.
Acapulco, que alguna vez fue un imán para las estrellas de Hollywood, ha enfrentado un deterioro de la situación de seguridad en los últimos años, en gran parte debido a la violencia relacionada con los cárteles de la droga.
Casi una semana después de que Otis tocara tierra como huracán de categoría 5 con vientos de 270 kilómetros (165 millas) por hora, las autoridades todavía estaban trabajando para restaurar completamente la energía en toda la ciudad.
El gobierno dijo que el último balance ascendía a 46 personas muertas -entre ellas tres extranjeros- y 58 desaparecidas.
Según el Ministerio de Asuntos Exteriores, más de 300 extranjeros han sido localizados sanos y salvos.

La tormenta dañó o destruyó gravemente muchos edificios y provocó cortes de energía y comunicaciones, aunque los servicios se han restablecido en varias áreas.
Los estantes de los supermercados quedaron rápidamente vacíos en una ola de saqueos.
Algunos propietarios de la zona de hoteles de lujo han desplegado guardias armados para evitar robos.

Miles de soldados han sido desplegados como parte de las labores de socorro y están ayudando a distribuir alimentos y agua.
Brigadas médicas, incluidos médicos cubanos, brindan tratamiento médico a quienes lo necesitan.