El refugio de Fort Bliss se parece más a un almacén, según las personas que han estado allí, con filas y filas de catres apilados unos encima de otros, llenando grandes tiendas de campaña blancas donde esperan cientos de menores inmigrantes indocumentados.Ahora, los funcionarios están hablando de duplicar esa población, de 5.000 a 10.000 niños, lo que podría empeorar aún más una situación ya de por sí difícil.
Los abogados que han visitado las instalaciones describieron para CNN escenas de menores con poco quehacer, algunos llorando, otros pasando el tiempo durmiendo. Algunos no se atreven a jugar fuera en el calor de Texas, sin saber cuándo llegará el próximo turno de lavandería. Varios llevan allí más de un mes, mientras esperan su próxima parada.
Durante la primavera, el Gobierno de Biden se apresuró a sacar un número récord de menores inmigrantes de las instalaciones de retención de la Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras de Estados Unidos (CBP, por sus siglas en inglés), que parecen más bien cárceles, para llevarlos a refugios como éste en Fort Bliss. Los abogados y defensores que visitaron los centros dicen que están mejor equipados.
Pero aún les preocupa que las instalaciones no satisfagan todas las necesidades de una población especialmente vulnerable.