Con el objetivo de reactivar el turismo, vital actividad económica de Cuba, las autoridades de la isla se preparan para la reapertura gradual de sus fronteras a partir del 15 de noviembre, momento en que se podrá ingresar desde cualquier parte del mundo sin la obligatoriedad de presentar una prueba de PCR negativa al llegar, como ocurre actualmente.
La crisis sanitaria ha obligado al país a cerrar parcialmente sus fronteras desde finales de marzo de 2020. Sin embargo, en los últimos meses, Cuba se ha mantenido operando con el turismo internacional, aunque con un número de vuelos muy limitado. Unos pocos chárter turísticos, mayormente rusos y canadienses, arriban regularmente a La Habana y algunos de los centros balnearios habilitados, como los de Varadero o Cayo Coco.
Pero la caída fue abrupta. Entre enero y julio, el país recibió 270.639 visitantes extranjeros, apenas una cuarta parte (21,8 %) de los registrados el mismo período de 2020 (1.239.099).
En la actualidad, Cuba exige a sus visitantes una prueba de PCR que debe ser realizada 72 horas antes de arribar al país. Una vez en el aeropuerto, el pasajero debe cumplimentar un nuevo análisis, cuyo resultado le será informado en 24 horas. Además, en cada hotel hay un médico, una enfermera y un especialista en epidemiología, que están encargados de darle seguimiento al tema sanitario para prevenir y controlar que se cumplan las medidas.
En el mes de agosto, con la llegada de la cepa Delta, Cuba tuvo un pico de contagios diarios (por encima de 9.000) y muertes (92). No obstante, el país ya cuenta con el 55,8 % de la población vacunada con el esquema completo, y la cantidad de infectados está decreciendo a buen ritmo, con 2.638 casos en el parte del 11 de octubre. Por otra parte, el índice de letalidad es de 0,85 %, menor al de las Américas (2,45 %) y el mundo (2,15 %). Desde el inicio de la pandemia se acumulan 923.966 contagios y 7.928 fallecidos hasta la fecha.
¿Qué cambia?
A partir del 15 de noviembre, todas las políticas sanitarias vinculadas al turismo se actualizan. En primer lugar, se va a exigir a todos los pasajeros el carnet de vacunación internacional emitido por su país. En tanto, a aquellas personas que no estén inoculadas se les solicitará la prueba de PCR con 72 horas de antelación para entrar al destino.
Habrá sí un monitoreo constante de la temperatura de los pasajeros en el aeropuerto, y se harán pruebas de antígenos de manera aleatoria. Asimismo, los protocolos de cuidado se mantendrán y se ampliarán a todas las instalaciones turísticas, que ya estarán habilitadas, de manera de brindar protección a los huéspedes.
“A pesar de la pandemia, que nos ha detenido casi dos años, Cuba se distingue por su seguridad, tanto en relación al delito como a la salud”, destaca desde Argentina Janet Ayala, directora de la oficina de Turismo para el Cono Sur, en diálogo con RT.
En relación a los cuidados sanitarios, Cuba proyecta para noviembre tener a más del 90 % de la población inmunizada, incluso los niños, con sus propias vacunas contra el coronavirus, Abdala y Soberana. “Esto va a ofrecer un escenario de mucha seguridad para los visitantes“, remarca Ayala, que señala otras tres razones para viajar a “respirar Cuba”.
“Es uno de los destinos más elegidos por sus majestuosos balnearios, pero además por su pueblo cordial, hospitalario, culto, algo que no es fácil encontrar en cualquier parte del mundo. Y también por la cultura y el patrimonio: Cuba ostenta 9 lugares significativos nombrados por la Unesco Patrimonio Mundial de la Humanidad; tiene más de cien monumentos nacionales y está plagada de artistas, escritores, salones de ballet, cines y otros atractivos”, detalla y añade que el 45 % de sus visitantes son viajeros repitentes.