El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha rechazado este lunes 29 la idea de aplicar una política de mano dura contra la inseguridad y la violencia en el país, como la que ha implementado su homólogo de El Salvador, Nayib Bukele. El mandatario mexicano ha defendido su estrategia de “abrazos y no balazos” y ha afirmado que por “convicción humanista” no recurrirá a medidas represivas que violen los derechos humanos.

López Obrador asegura que las condiciones son distintas y que México es mucho más grande y con problemáticas diferentes. Asegura que no se pueden extrapolar experiencias de otros países en México. Menciona que es más importante atender las causas que originan la violencia.
Agrega que el ser humano no es malo por naturaleza y que son las circunstancias sociales las que afectan al individuo. Por eso apuesta por atender el origen del problema, como el desempleo, la economía, la seguridad de las personas, la atención a los jóvenes, la erradicación de la corrupción. Todo eso ayudará a enfrentar el problema de la violencia, pero hay quienes prefieren la mano dura que enfrentar esos problemas primero.

Afirma que las leyes más severas, las cárceles y las decisiones de mayor energía son formas de “autoritarismo” que no respetan los derechos humanos ni las libertades. Asegura que el gobierno de México no aprueba ni puede por convicción y humanismo apoyar el tipo de política que está haciendo el presidente Bukele.
El presidente de México asegura que seguirá con las estrategias humanitarias para cambiar y mejorar las condiciones de vida, porque confía en que son la solución para los problemas de la violencia y que no apoyará un sistema autoritario. Dice que no se puede enfrentar la violencia con la violencia.