La Mara Salvatrucha (MS-13) es una de las pandillas más temidas y violentas del mundo, con presencia en varios países de Centroamérica, Estados Unidos y México. Su relación con el Cartel de Sinaloa, la poderosa organización criminal liderada por Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, se remonta a la década de 1990, cuando ambos grupos empezaron a colaborar en el tráfico de drogas y armas.

Pero esta alianza se intensificó en 2016, cuando el Cartel de Sinaloa solicitó el apoyo de la MS-13 para combatir a sus rivales de Los Zetas, una facción disidente del Cartel del Golfo que se había convertido en una amenaza para su dominio en el noreste de México.
Univision Noticias tuvo acceso al testimonio de ‘Pedro’, un pandillero de la MS-13 que participó en esta ‘guerra’ entre carteles. ‘Pedro’ cuenta que él y otros 24 mareros fueron reclutados por el Cartel de Sinaloa y enviados a un campo de entrenamiento paramilitar en Sinaloa, donde recibieron instrucción militar por parte de un exmarine estadounidense.
Durante más de dos meses, los pandilleros aprendieron técnicas de combate, manejo de armas, natación y resistencia física. Luego fueron trasladados al noreste de México, donde se enfrentaron a Los Zetas en varios estados como Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León.

‘Pedro’ dice que él trabajaba en nombre del ‘señor’, ‘El 701’, como se le conocía a ‘El Chapo’ por su posición en la lista de millonarios de la revista Forbes. Asegura que él y sus compañeros estuvieron involucrados en una ‘limpia’ de Los Zetas durante seis meses, hasta que lograron controlar el territorio.
Según ‘Pedro’, el Cartel de Sinaloa les proporcionaba todo lo necesario para su misión: armas, chalecos, uniformes de camuflaje y dinero. Él portaba una pistola Glock 40 y un rifle M-16. Su objetivo era eliminar a los miembros de Los Zetas o a cualquier otro grupo que se opusiera al Cartel de Sinaloa.
Este relato revela la estrecha conexión que existe entre la MS-13 y el Cartel de Sinaloa, dos organizaciones criminales que han demostrado su capacidad para adaptarse y expandirse en un contexto de violencia e inseguridad. También muestra el nivel de sofisticación y profesionalización que han alcanzado estos grupos, que no dudan en recurrir a mercenarios entrenados para defender sus intereses.