Industria europea de plásticos enfrenta crisis por altos costos y regulaciones
La industria de plásticos en Europa atraviesa un periodo crítico debido a la combinación de altos precios de la energía, normativas estrictas y la competencia de productores extranjeros, principalmente de China. Según un informe de Financial Times, estas condiciones han llevado al cierre de plantas y a un marcado descenso en la producción.
De acuerdo con Plastics Europe, la producción de plásticos en Europa disminuyó un 8,3% en 2023, mientras que el procesamiento mecánico cayó por primera vez desde 2018. Este declive ha sido calificado por Virginia Janssens, directora de Plastics Europe, como una señal de desindustrialización que incrementa la dependencia de importaciones menos sostenibles.
Entre las empresas que ya han anunciado cierres o revisiones de sus operaciones en 2024 están ExxonMobil, SABIC, LyondellBasell, Versalis y Trinseo. Paralelamente, Plastics Recyclers Europe advirtió en octubre que la situación del mercado de reciclaje es alarmante, dejando a numerosas empresas fuera de competencia.
Mientras Europa reduce su cuota de mercado global de plásticos —que pasó del 28% en 2006 al 12% en 2024—, el resto del mundo experimenta un crecimiento del 3,4%. China lidera la expansión, representando el 60% de las ampliaciones de capacidad petroquímica en 2023.
El director ejecutivo de Ineos, Rob Ingram, calificó las regulaciones de la Unión Europea como una “herida autoinfligida”, argumentando que las restricciones dificultan la rentabilidad y provocan el traslado de la producción a mercados menos regulados. “En lugar de producirlos en Europa, estos materiales se fabrican en otros lugares y son enviados aquí, lo cual es contraproducente”, afirmó.
Además, el informe sobre competitividad europea de septiembre, liderado por Mario Draghi, atribuye el problema a la dependencia energética de Europa. Draghi destacó que los elevados precios de la energía, agravados por el distanciamiento de Europa de los recursos energéticos rusos, han reducido la competitividad económica global de la región.
La crisis pone en evidencia la necesidad de un equilibrio entre las políticas climáticas y el apoyo a las industrias intensivas en energía para evitar un impacto negativo en la economía europea y su independencia productiva.