La disputa interna en el Movimiento Al Socialismo (MAS) ha dado un giro decisivo. El jueves 14 de noviembre de 2024, una sala del Tribunal Constitucional de Bolivia validó la elección de Grover García como nuevo presidente del partido oficialista, afín al actual mandatario Luis Arce, y dejó fuera de la cúpula a Evo Morales, expresidente y líder histórico del MAS.

La resolución judicial, que ratifica el congreso del MAS realizado en El Alto, establece que todos los actos del congreso, incluidos los relacionados con la elección de García, son válidos, desconociendo el otro congreso convocado por Morales y sus seguidores.

Esta decisión culmina una serie de demandas presentadas por ambas facciones del MAS ante la Justicia, que buscaban el reconocimiento de sus respectivos congresos.

Ante la decisión, la reacción de Evo Morales no se hizo esperar. A través de su cuenta en la red social X, el exmandatario denunció lo que considera un “golpe” a la revolución y al proceso de cambio en Bolivia.

“El Gobierno de Luis Arce da un golpe a la revolución, presionando a la sala constitucional para que esta le entregue la sigla del MAS a través de una sentencia inconstitucional, ilegal e ilegítima”, escribió Morales.

Por otro lado, la resolución del Tribunal Constitucional también tuvo otro impacto significativo: la misma sala prohibió la posibilidad de más de dos reelecciones presidenciales, lo que cierra las puertas a una posible candidatura de Morales para las elecciones de 2025.

Morales, quien gobernó Bolivia durante tres periodos consecutivos, había expresado su intención de volver a la presidencia, pero la decisión judicial ahora hace inviable esa posibilidad.

El líder cocalero denunció en redes sociales que el gobierno de Arce ya no necesita los otros poderes del Estado para su agenda política. “Le es suficiente la sala constitucional para eliminar adversarios, poner autoridades, apropiarse de estructuras políticas, suspender procesos electorales”, señaló.

Finalmente, la situación continúa siendo un tema de debate y polarización en la política boliviana, donde la figura de Evo Morales sigue siendo un referente importante en el país.