EE.UU. enfrenta dilema sobre exportación de gas natural licuado
Estados Unidos se encuentra en un punto crítico respecto a su política de exportación de gas natural licuado (GNL). La secretaria de Energía, Jennifer Granholm, advirtió que el ritmo actual de exportaciones no es “ni sostenible ni apropiado”, señalando riesgos significativos para la economía estadounidense, los consumidores y el medio ambiente.
En una carta revelada por The New York Times, Granholm destacó que las exportaciones ilimitadas de GNL podrían generar un aumento del 30% en los precios del gas al por mayor dentro del país. Esto supondría un incremento en los gastos de los hogares estadounidenses de alrededor de $100 anuales para 2050, mientras que la industria pesada enfrentaría costos adicionales de $125 mil millones en el mismo período.
Además, la mayor dependencia de las exportaciones podría reducir la disponibilidad de gas doméstico, afectando la estabilidad de precios en el mercado interno y limitando el acceso energético de los sectores más vulnerables.
El análisis preliminar del Departamento de Energía también alerta sobre las implicaciones medioambientales. Según Granholm, el aumento de las exportaciones contribuiría a mayores emisiones de gases de efecto invernadero en el país y a la contaminación en las zonas donde se construyen las terminales de GNL.
Contrario a lo que podría esperarse, este crecimiento no desplazaría directamente al carbón, sino que afectaría más a las energías renovables como la solar y la eólica, complicando los esfuerzos por una transición energética limpia.
En el ámbito internacional, la demanda de GNL estadounidense ha comenzado a estabilizarse en Europa, pese a su intención de reducir la dependencia del gas ruso. Según el análisis del Departamento de Energía, el futuro mercado del GNL estará dominado por China y otros países asiáticos, mientras Europa enfrentará un panorama incierto debido a las sanciones impuestas al gas ruso y los procesos irreversibles en sus economías, como advirtió el presidente de Rusia, Vladímir Putin.
La decisión sobre cómo manejar las exportaciones de GNL representa un desafío complejo para Estados Unidos. Por un lado, existe la necesidad de proteger la economía interna y avanzar en compromisos climáticos; por otro, el mercado internacional del GNL presenta oportunidades estratégicas en un contexto de creciente competencia global.
Granholm enfatizó que la administración Biden evaluará a fondo las consecuencias económicas, de seguridad nacional y ambientales antes de autorizar nuevas terminales de exportación. Este enfoque refleja la tensión entre el papel de Estados Unidos como líder energético global y su responsabilidad en la transición hacia un modelo energético más sostenible.