Este miércoles, un tiroteo en la escuela católica de la Anunciación en Minneapolis, Minnesota, dejó dos niños muertos, de ocho y diez años, y 17 heridos, catorce de ellos menores de edad. Según el jefe de la policía de Minneapolis, Brian O’Hara, los niños fueron asesinados mientras estaban sentados en sus pupitres durante una misa de inicio del curso escolar. Los heridos, de entre seis y quince años, así como tres adultos de alrededor de 80 años, no corren peligro de muerte.

El tiroteo ocurrió sobre las 08:30 hora local, cuando un hombre armado disparó desde fuera del edificio a través de las ventanas hacia los niños. El agresor, identificado como Robin Westman, de 22 años, portaba un rifle, una escopeta y una pistola, todas adquiridas legalmente. Tras los disparos, el atacante se quitó la vida en el estacionamiento de la escuela.

El director de la escuela, Matt Dubois, describió el ataque como “una pesadilla”, destacando la valentía de los maestros y los estudiantes mayores, quienes protegieron a los más pequeños durante el ataque.

El presidente de EE. UU., Donald Trump, expresó sus condolencias y se comprometió a monitorear la situación, mientras que la Casa Blanca ordenó poner la bandera estadounidense a media asta hasta el 31 de agosto en honor a las víctimas.

Además, se supo que el atacante había publicado un manifiesto en redes sociales horas antes del crimen, en el que advertía sobre sus intenciones y expresaba mensajes antisemitas. Las autoridades siguen investigando los detalles del ataque y el perfil del agresor.