Hombres de “voluntades tan livianas como escasas / deseos tan ligeros como promesas”. Así define Enrique Bunbury a quienes están conduciendo a la sociedad hacia un inmenso abismo.
¿Quiénes son ellos? Tal vez la idea no requiere mayor explicación: probablemente son los mismos de siempre, pero con otras caras, bajo diferentes banderas, naciones, discursos o partidos. Historias de dominantes y dominados. En su canción ‘Parecemos tontos’, el artista español les responde a los primeros que “no conseguirán engañarnos a todos”.
Ese es solo uno de los muchos remates cargados de bilis que el cantautor entrega en su nuevo álbum, ‘Expectativas’: una reinvención personal en busca de un Bunbury hacia el futuro y no hacia el pasado.
“Tenía la intención de ubicar mi música en otro lugar, había hecho una serie de discos que miraban hacia las raíces del rock americano, y, desde mi anterior trabajo, he intentado acercar mi música hacia el presente, olvidarme de mirar hacia atrás y ver hacia dónde va. Esas eran las primeras expectativas” de ‘Expectativas’, explica Bunbury, en conversación telefónica.
Paradójicamente, a lo largo de los 11 cortes que conforman el álbum, el oyente se encuentra con referencias, tal vez accidentales, a la historia del rock. Es lógico: Bunbury es un melómano consumado.
Es así como ‘Parecemos tontos’ siembra en sus primeros acordes posibles reminiscencias de una canción de ‘soul’ que habría escrito Marvin Gaye, mientras que en ‘La actitud correcta’ regala un retrato del ‘glam’ rock de Gary Glitter, y en ‘La ceremonia de la confusión’ permite mirar a los sintetizadores del rock progresivo.
“Nada viene de la nada o por generación espontánea –explica Bunbury–, todo tiene influencias, pero, independientemente de los ritmos concretos o de los vínculos con otros géneros, la producción es la que une todas las canciones e intenta que se acerquen al presente. Hay una producción contemporánea y actual, están todas esas referencias a música que he escuchado en mi vida. Esa es mi ecuación. He disfrutado de gente en todos los géneros, es parte del aprendizaje y de lo que cada uno es. No puedo evitar hacer referencias a todo eso”, dice.
Pero lo más diciente de ‘Expectativas’ está en su discurso: “Estaba la parte social del álbum, la pregunta por hacia dónde podemos ir en un mundo marcado por la desesperanza; veía pocos focos de luz en medio de la oscuridad. Esta es una pregunta lanzada hacia el oyente. Ojalá el álbum encuentre un público que se emocione como me emocioné yo”, agrega.
De ello habla la eléctrica canción ‘Cuna de Caín’: “Surge de la relación entre dos personas que no pueden continuar viviendo en el mismo territorio y necesitan una tierra de por medio para no matarse entre ellos”, dice Bunbury.
Por supuesto, parece relacionada con la situación actual de España y Cataluña: “En diferentes lugares, ‘Cuna de Caín’ ha adquirido otras connotaciones. En una semana de promoción en España muchos me preguntaron si estaba hablando de la situación actual en el país, y yo no lo tenía en mente (al componerla), pero es cierto que parece una metáfora del momento que estamos viviendo”.
Volviendo a ‘Parecemos tontos’, Bunbury dibuja en ella la hipocresía de la política: “Es un texto poético que hilvana algunas frases con una intención claramente política y otras, con una visión más personal. La parte política tiene una lectura fácil en el sistema democrático en el que, entre comillas, vivimos y en el que tenemos la opción de elegir candidatos cada cuatro o seis años dependiendo del país, y tenemos ese pequeño margen de elección que sentimos es suficiente para llamarnos ‘democracia’. Elegimos entre cuatro candidatos que no invitaríamos a ninguna de nuestras fiestas y que, una vez sean elegidos, no volverán a pensar en nuestros intereses, sino que se voltearán a los intereses de las grandes fortunas, empresas, bancos, los internacionales y cualquiera que no seamos nosotros”.
Aunque, al consultarle directamente, Bunbury no evade el tema y es claro:
“Todo lo que ves (desde Colombia) está tenso. Las posiciones dentro de Cataluña y las posiciones dentro de España no son únicas, no son blanco y negro, hay muchos matices de grises, tengo amigos y familiares en ambos lugares y cada uno de ellos tiene una visión diferente.
“Creo que los medios de comunicación y especialmente los políticos están intentando ubicarnos en dos extremos, cuando en realidad hay muchas otras opciones. La más viable partiría de un diálogo sensato entre personas sensatas –quienes, al parecer, no son los representantes políticos–. Mi deseo es el diálogo entre Cataluña y España, que son hermanos y están condenados a entenderse”.