Moisés Sandoval Mendoza, un hombre de origen hispano condenado por el asesinato de Rachelle O’Neil Tolleson en 2004, fue ejecutado la noche del miércoles 23 de abril, en la prisión de Huntsville, Texas.

La víctima, una joven madre de 20 años, fue estrangulada, apuñalada y posteriormente incinerada por Mendoza, quien entonces tenía la misma edad.

De acuerdo con documentos oficiales, tras cometer el crimen, Sandoval Mendoza mantuvo el cuerpo en un campo detrás de su casa durante varios días, hasta que fue interrogado por la Policía.

Posteriormente, trasladó el cadáver a una zona rural, donde le prendió fuego y lo enterró bajo la maleza. El cuerpo de la joven fue localizado días después.

Durante el juicio, también se le acusó de abuso sexual, aunque el sentenciado aseguró que la relación fue consentida.

Rachelle O’Neil Tolleson era madre de una bebé de 5 meses al momento de su asesinato y conocía a su agresor desde la escuela secundaria.

Por otro lado, la defensa legal de Sandoval Mendoza intentó por varios medios frenar la ejecución y conmutar la pena por cadena perpetua, argumentando que su cliente podía vivir de forma pacífica bajo ese régimen.

Sin embargo, los registros del centro penitenciario revelaron incidentes de violencia en los que estuvo involucrado, debilitando aún más su caso. El último recurso, presentado ante la Corte Suprema de EE. UU., también fue rechazado.

“Lamento haberles robado la vida de Rachelle… No sé si nada de lo que pueda decir o hacer podría compensarlo. Quiero que sepan que soy sincero y les pido disculpas”, dijo Sandoval en sus últimas palabras.

La ejecución de Sandoval Mendoza se suma a una creciente lista en Estados Unidos, en lo que va del año, ya se han registrado 13 ejecuciones, incluyendo métodos como la inyección letal, la inhalación de nitrógeno y el fusilamiento en algunos estados.