Petone Beach no es la playa más bonita de Wellington, la capital de Nueva Zelanda. Tampoco la más larga. Ni la más limpia. Ni siquiera es famosa por el surf. Su único punto fuerte son los silenciosos paseos al atardecer sobre una pasarela que entra al mar, algo que sólo suelen disfrutar los vecinos porque los turistas prefieren otras arenas más atractivas para la óptica del móvil. Petone Beach, en general, era una playa muy aburrida en la que nunca pasaba nada. Hasta que hace unos días apareció allí una zapatilla de deporte con un pie humano podrido dentro.
En Wellington no se habla de otra cosa. Los lugareños que paseaban todas las tardes por esa playa están espantados. Y la policía perdida. Los agentes no tienen ni idea de dónde ha salido ese pie. Todavía hay barcos de la patrulla costera dando vueltas en las aguas próxima por si avistan el resto del cuerpo, o al menos más partes mutiladas del mismo.
Hay quien dice que el pie seguramente pertenecía a una mujer que practicaba kayak en la zona y que desapareció en el mar hace unos meses. Otros piensan que puede ser de algún cadáver arrojado al agua y destrozado por los depredadores marinos, que siempre prefieren las partes más blandas del cuerpo humano.
A falta de respuestas, la imaginación colectiva, que ahora se desahoga a gusto en redes sociales, siempre encuentra las mejores teorías. Eso lo saben bien los vecinos australianos, que hace unos meses tuvieron que tirar de esa imaginación para tratar de desvelar qué había detrás de otro pie amputado que apareció en una de sus playas.
En agosto del año pasado, el pie cortado de una famosa estafadora llamada Melissa Caddrick fue encontrado dentro de una zapatilla deportiva Asics en una playa a 400 kilómetros al sur de Sídney. Melissa llevaba desaparecida desde noviembre de 2020, justo después de que las autoridades emitieran una orden para registrar su mansión de Dover Heights. Había estafado más de 20 millones de dólares en fondos de inversión de más de 60 clientes, incluidos familiares y amigos.
En cuanto las pruebas de ADN señalaron que el pie era de Melissa, rápido corrió la teoría por redes sociales y programas de televisión de que la estafadora pudo haberse cortado su propio pie para despistar a la policía y que la dieran por muerta.
-Investigación en marcha
En Nueva Zelanda continúan las investigaciones alrededor del pie encontrado en Petone Beach. La hipótesis principal es que se trata de un cadáver que llevaba mucho tiempo en el agua y que la extremidad se desprendió durante la descomposición. Un misterio que es nuevo en este pequeño estado insular del Pacífico, pero que conocen muy bien en Canadá y en Estados Unidos. Hasta 21 pies incorpóreos en zapatillas de deporte han aparecido desde 2007 en las playas o costas de ambos lados de la frontera entre estos dos países en el Mar de Salish.
El último calzado con sorpresa podrida dentro apareció en 2019, más de una década después del primer caso: en el verano de 2007, una niña se encontró con unas zapatillas Adidas azules y blancas en las costas de la isla Jedediah, entre la parte continental de la Columbia Británica y la isla de Vancouver. Al mirar dentro, se sorprendió al descubrir que contenía un pie derecho adulto. Sólo seis días después, en otra isla cercana, apareció una Reebok blanca y negra de la talla 12 con otro pie derecho masculino. Al año siguiente, aparecieron otros cinco pies amputados. Y así año tras año. Llegó un momento que hasta se puso de moda entre los más bromistas dejar en las playas zapatillas con huesos de animales para asustar a los bañistas.
En la prensa se llegó a hablar de un asesino en serie o de ajustes de cuentas de la mafia. Incluso en algunos foros hubo una corriente que apuntaba al surrealismo más absoluto al decir que se trataban de abducciones alienígenas, que sólo dejaban un pie de su presa.
Al final, los análisis que se fueron realizando a los pies echaron por tierra todas esas teorías: la mayoría de resultados los vinculaban a personas de las que se había denunciado su desaparición o que habían tenido algún accidente en el mar y su cuerpo nunca había sido encontrado. Por ejemplo, un pie que apareció en noviembre de 2011 era de un pescador desaparecido en 1987, mientras que otro que apareció dentro de unas New Balance en 2004 pertenecía a una mujer con depresión que había saltado de un puente.
Al igual que el público y los medios, los científicos también formularon sus propias teorías: además de la descomposición en el agua, cuando los cuerpos se hunden, son destrozados por carroñeros de las profundidades, que prefieren partes del cuerpo con tejidos más blandos, alrededor de los orificios, pero que también incluyen los tobillos.
Una investigación realizada por la Universidad Simon Fraser (Canadá) sobre la descomposición de cuerpos en las mismas aguas donde se encontrarían muchos de los pies, mostró que los peces, camarones y crustáceos que habitan en las profundidades podrían reducir un cadáver a un esqueleto en menos de cuatro días. Mientras que lo que queda del cuerpo permanece en el fondo del mar, los pies roídos flotan hacia la superficie, al menos si se mantienen a flote con zapatillas de deporte, que normalmente contienen espuma y bolsas de aire en las suelas.
