Decenas de salvadoreños disfrutaron de danza, música y teatro durante el estreno de “Chasca, la virgen del agua” durante este 20 y 21 de mayo, en el Teatro Nacional del Centro Histórico.
La puesta en escena retoma una leyenda aún presente en el imaginario de la población, que se remonta al pasado prehispánico de los moradores de la zona costera del departamento de Ahuachapán; la misma fue publicada por primera vez en el libro “Mitología de Cuscatlán”, de Miguel Ángel Espino.

El Ballet Folklórico Nacional de El Salvador se fundó el 3 de mayo de 1977 y desde entonces ha presentado en el país y ha llevado ante las demás naciones del mundo las costumbres y tradiciones folklóricas que nos identifican.
De acuerdo con la tradición oral, hace mucho tiempo en la Barra de Santiago, en el departamento de Ahuachapán, vivió un jefe indígena que era muy rico y a la vez muy cruel. Este hombre era llamado Pachacutec, el cual tenía una hija que había comprometido con el príncipe Zutuhil, que pertenecía a una tribu local. Se dice que ella era una joven muy linda y se llamaba Chasca.

Un día la joven se enamoró pero su padre se opuso a su amor, aun así veía a su amado en la playa, cuando un día el joven venía en su canoa cuando desde la jungla un hombre disparó una flecha, este fue enviado por Pachacutec el padre de Chasca, el hombre cayó al suelo mientras su amada presenció el hecho.
Según la leyenda fue tanto su dolor que tomó la decisión de acompañar a su amado, y poco después volvió a ese mismo lugar con una piedra y se la ató a la cintura y se lanzó al agua y el mar tiro sus olas sobre el cuerpo de la joven linda hasta que desapareció.
