El estrés hídrico global amenaza el desarrollo sostenible

El cambio climático, sumado a la mala gestión de los recursos hídricos, ha intensificado el estrés hídrico en diversas regiones del mundo, agravando la frecuencia de fenómenos extremos como inundaciones y sequías. Esta crisis, impulsada también por el aumento de la demanda de agua, afecta severamente la capacidad de los sistemas naturales para amortiguar estos impactos y ha generado un deterioro en las cuencas hidrográficas, lo que limita la sostenibilidad de los recursos, informó la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
La inseguridad hídrica afecta principalmente a las comunidades de bajos ingresos y a los grupos marginados, al comprometer su acceso al agua potable, la seguridad alimentaria y sus medios de vida. A medida que los sistemas alimentarios enfrentan desequilibrios, crece el riesgo de hambruna, la competencia por los recursos y la expansión de la agricultura hacia áreas ecológicamente vulnerables, lo que a su vez amenaza la biodiversidad y los ecosistemas frágiles.
La gestión eficaz de los recursos hídricos es indispensable para equilibrar el crecimiento económico, mejorar la equidad social y fortalecer la resiliencia climática. Sin embargo, muchas cuencas críticas carecen de planes integrales para asignar de manera equitativa y sostenible el agua disponible. Incluso en los casos donde se han desarrollado planes, suelen ser insuficientes, ya sea por no considerar cambios futuros en la demanda o el clima, o por la falta de cumplimiento de las normativas existentes.
La implementación de soluciones basadas en la naturaleza y el fortalecimiento del almacenamiento de agua son fundamentales para mitigar estos desafíos. Estas medidas no solo ayudan a regular el flujo de agua, sino que también contribuyen a objetivos más amplios, como la conservación de la biodiversidad, la reducción de los costos de tratamiento del agua y la mitigación de los gases de efecto invernadero.
USAID trabaja en diversas estrategias para abordar el estrés hídrico global. Estas incluyen promover una asignación más equitativa de los recursos hídricos, restaurar cuencas hidrográficas para mejorar la calidad del agua y aumentar la resiliencia climática frente a fenómenos extremos como inundaciones y sequías.