El ataque a la escuela católica de La Anunciación en Minneapolis, ocurrido esta semana, dejó dos niños muertos y 17 heridos, algunos en estado crítico. Robin Westman, el joven de 23 años responsable, fue descrito por el fiscal general interino de Minnesota, Joseph Thompson, como un individuo “lleno de odio”, cuyo principal objetivo era hacer sufrir a los niños. El atacante, quien idolatraba a autores de tiroteos masivos como Adam Lanza, escribió el nombre de este en su rifle antes del ataque, revelando sus intenciones.

Según la investigación, Westman no tenía antecedentes criminales y no estaba en las listas de vigilancia del FBI. A pesar de esto, su manifiesto, publicado horas antes del ataque, dejó claro su desprecio hacia la sociedad y su admiración por otros asesinos escolares.

El tiroteo, que se produjo mientras los niños participaban en una misa en la capilla de la escuela, fue catalogado como un “crimen de odio” por su carácter anticatólico y un acto de terrorismo doméstico. El FBI sigue investigando el caso, mientras las autoridades han realizado allanamientos en varios lugares relacionados con el sospechoso. Las puertas de la capilla fueron bloqueadas a tiempo, evitando mayores víctimas.