Fin del fenómeno de La Niña deja al planeta en una fase neutra

La Niña, el fenómeno climático que suele marcar una diferencia clara en el comportamiento del clima global, tuvo una aparición fugaz y poco común a finales del año pasado. Aunque los patrones atmosféricos empezaron a parecerse a los de La Niña desde el otoño boreal, las temperaturas oceánicas más frías características de este evento no se alinearon del todo hasta fin de año. Y cuando finalmente lo hicieron, solo se sostuvieron durante unos pocos meses.
Ahora, según el más reciente informe de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA), el planeta se encuentra en una fase climática neutra. Esto significa que ni La Niña ni El Niño están activos actualmente, y no se espera que regresen, al menos, hasta principios del otoño.
Para los meteorólogos, esto representa un terreno incierto. Sin el patrón claro que ofrecen estos fenómenos, las predicciones climáticas se vuelven más complejas. Aun así, sus efectos no desaparecen de inmediato. Expertos señalan que las secuelas de La Niña aún podrían sentirse en la atmósfera, aunque es difícil determinar con exactitud cuánto tiempo más influirá.
La incógnita más cercana tiene que ver con la temporada de huracanes en el Atlántico, que inicia en junio. En condiciones normales, La Niña favorece temporadas más activas, mientras que El Niño suele suprimirlas. Pero sin ninguno de los dos fenómenos en juego, todo depende de otros factores.
Uno de los más decisivos es la temperatura del océano. A pesar del fin de El Niño, los océanos siguen almacenando una enorme cantidad de calor alrededor del 90 % del exceso provocado por el calentamiento global, lo que podría impulsar una temporada de huracanes intensa. No sería la primera vez que ocurre: el año pasado, en medio de un océano anormalmente cálido y condiciones neutrales, se formaron 18 ciclones tropicales con nombre, de los cuales 11 fueron huracanes.
El panorama térmico también se muestra desafiante. El Centro de Predicciones Climáticas de EE.UU. anticipa temperaturas por encima del promedio para la mayoría del país durante la primavera y el verano. El calor prolongado y la falta de lluvias podrían generar un ciclo vicioso que agrave aún más la sequía en algunas regiones.