La ministra de Relaciones Exteriores de Colombia, Laura Sarabia, solicitó este lunes a la Organización de las Naciones Unidas (ONU) retirar la hoja de coca del listado de sustancias prohibidas, argumentando razones “científicas y prácticas” para justificar la petición.

Durante su intervención en una sesión de la Convención de Estupefacientes, Sarabia aseguró que “la ciencia demostrará que la hoja de coca en sí no es perjudicial para la salud”. La canciller enfatizó que la planta, en su estado natural, no representa un riesgo para el bienestar humano, diferenciándola del proceso químico que la convierte en cocaína.

El presidente colombiano, Gustavo Petro, ha sido un defensor de esta postura, buscando eliminar el estigma que rodea a la hoja de coca y destacando la situación de los campesinos e indígenas que la cultivan. Petro sostiene que estas comunidades son víctimas de las redes de narcotráfico y no responsables directas de la producción de cocaína.

A pesar de esta solicitud, Sarabia aclaró que la posición del gobierno colombiano “no implica dejar de erradicar los cultivos ilícitos”. Subrayó que el compromiso contra el narcotráfico se mantiene firme, destacando que desde la llegada de Petro al poder, el 7 de agosto de 2022, hasta el 31 de enero de 2025, las autoridades han incautado más de 1,9 millones de kilogramos de clorhidrato de cocaína y destruido 454 laboratorios clandestinos.

Colombia, reconocido como el mayor productor mundial de cocaína, enfrenta una compleja situación derivada del narcotráfico, que financia carteles, grupos paramilitares y guerrillas. En 2023, el país alcanzó un récord de producción con 2.600 toneladas, un incremento del 53% en comparación con el año anterior. Además, se registraron al menos 253.000 hectáreas sembradas con hoja de coca, según datos de la ONU.