El 6 de noviembre, tras el triunfo del candidato republicano Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el dirigente de Acción Nacional en México, Marko Cortés, hizo un llamado urgente al Gobierno mexicano para calificar a los grupos que trafican drogas como “narcoterroristas”. 

Trump declaró su intención de imponer un arancel del 25% a las importaciones de México, si este país no adopta medidas más contundentes contra el narcotráfico, en un intento por presionar a las autoridades mexicanas para intensificar su lucha contra los cárteles. El porcentaje puede aumentar 50% o 75%, según los resultados inmediatos que presenten.

México es el socio número uno de Estados Unidos, por lo que esta medida puede perjudicar de manera abismal en sus exportaciones.

Cortés argumentó que los niveles de violencia asociados con el crimen organizado, como las explosiones de vehículos, asesinatos y cuerpos exhibidos en diversas zonas del país, cumplen con los criterios de “terrorismo” que deberían tipificarse como narcoterrorismo.

“Lo que estamos haciendo son propuestas para que se establezca una estrecha y efectiva cooperación internacional ante un grave y creciente problema transnacional, particularmente con nuestro socios comerciales con los que compartimos 3.000 km de frontera” dijo Cortés en un comunicado.

Con las tensiones en aumento debido a las amenazas de aranceles de Trump, la situación se convierte en un reto para las autoridades mexicanas. La eficacia de las medidas adoptadas en los próximos meses podría definir no sólo la seguridad en México, sino también la estabilidad económica del país frente a su principal socio comercial.