La justicia británica ha concedido a Julian Assange, fundador de WikiLeaks, la oportunidad de apelar contra su extradición a Estados Unidos. Esto se produce después de que los jueces británicos solicitaran garantías sobre el trato que recibiría Assange en suelo estadounidense, especialmente en relación con la Primera Enmienda de la Constitución, que protege la libertad de expresión, y la prohibición de la pena de muerte.

Sin embargo, las garantías presentadas por Estados Unidos no fueron suficientes para convencer a los magistrados del Tribunal Superior de Londres. Aunque se aseguró que Assange no sería condenado a muerte, su abogado cuestionó si su cliente podría confiar en la protección de la Primera Enmienda, particularmente en relación con la libertad de expresión y prensa.

Assange, enfrentando una posible condena de 175 años en Estados Unidos por la publicación de documentos clasificados, se ha convertido en un símbolo de la libertad de prensa. El fallo de la justicia británica fue recibido con celebración por sus seguidores y familiares, quienes ven este momento como un punto de inflexión.

Este veredicto ha sido considerado como una rara noticia positiva por parte de Amnistía Internacional, que ha criticado el intento de Estados Unidos de procesar a Assange, argumentando que representa un riesgo para la libertad de prensa en todo el mundo.

Aunque la decisión de la justicia británica brinda esperanza a Assange y sus seguidores, aún queda por verse el resultado de la apelación y el futuro de su caso, que ha generado un intenso debate sobre la libertad de expresión y el derecho a la información.