Las lluvias torrenciales que han azotado el sur de Brasil continúan dejando estragos, con ciudades como Porto Alegre aún inundadas y un creciente temor por el abastecimiento de agua y alimentos en la región.

Con un saldo de 83 personas fallecidas, 111 desaparecidas y más de 129,000 desplazadas de sus hogares, la situación se ha vuelto crítica en el estado de Rio Grande do Sul, donde ríos desbordados y deslizamientos han causado estragos.

A pesar de que el sol ha salido en Porto Alegre, muchos barrios siguen bajo el agua, y la escena de desesperación se multiplica mientras los habitantes se unen para ayudar a quienes siguen atrapados en sus hogares.

El fenómeno meteorológico, atribuido al cambio climático por expertos y el gobierno brasileño, ha llevado al gobernador de Rio Grande do Sul a describir la situación como un “escenario de guerra”.

El abastecimiento de agua y alimentos se ha convertido en una preocupación urgente, con la alcaldía de Porto Alegre implementando racionamientos de agua para consumo esencial.

Mientras tanto, las autoridades temen la posibilidad de nuevas tempestades en las áreas afectadas, lo que podría agravar aún más la situación.

El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, se ha comprometido a proporcionar todos los recursos necesarios para la recuperación de la región, mientras que la solidaridad nacional e internacional se manifiesta a través de donaciones y campañas de recaudación de fondos.

Sin embargo, en medio del caos, también se han reportado incidentes de saqueos, reflejando la creciente tensión y desesperación entre la población afectada por esta devastadora catástrofe climática.