Es la triste historia de unos jovenes que se enamoraron y tuvieron que luchar contra una enfermedad terrible, lamentablemente perdieron la batalla.
Para el amor no hay edad, no hay tiempo y tampoco hay momento idóneo. El amor simplemente llega, sucede y no hay nada que lo pueda evitar. Por eso cuando en las bodas se dice “Acompañarse en la salud y en la enfermedad” No significa directamente estar simplemente ahí, esto es más dirigido a estar preparado para lo que la persona necesite y tener resiliencia para hacerlo.
Este es precisamente el caso de Katie y Dalton, una pareja que se conoció precisamente tras ser diagnosticados ambos con fibrosis quística. Esta enfermedad es potencialmente mortal y afecta los pulmones y el páncreas. Como todas las enfermedades cuasi mortales, el apoyo moral y estar emocionalmente estables es un factor que muchas ocasiones determina el desenlace de la enfermedad.
Esta pareja fue fortaleciendo su relación poco a poco, al grado que al cumplir un año de conocerse decidieron convertirse en esposos. Su amor les dio tanta fortaleza que durante 7 años superaron múltiples adversidades relacionadas con su enfermedad.
Dalton necesito entrar de urgencia a cirugía para realizarle un trasplante de pulmón. Katie también lo necesitaba, pero ella estaba al a espera de donante. Sin embargo, lamentablemente la operación no fue exitosa y Dalton comenzó sus días finales. Esto no le sentó nada bien a Katie, quien comenzó a debilitarse día con día.
Tras días difíciles, donde ambos estaban separados, los doctores les prometieron ser reunidos lo más pronto posible, en cuanto estuvieran un poco más estables. Ese día jamás llegó, Dalton murió y tras una semana Katie le siguió para reunirse en la eternidad.
A pesar de este triste final, la historia de Katie y Dalton nos enseña que el amor surge donde menos lo esperamos y su acompañamiento se vuelve la fortaleza que necesitamos para seguir adelante.