De día las aves se alimentan de los parásitos que hay en la piel de sus hospedadores y de noche se refugian en sus axilas para dormir
Los hospedadores preferidos de los picabueyes son los búfalos y las jirafas (Wikimedia)
La zona sur del desierto del Sáhara está repleta de picabueyes piquigualdos (Buphagus africanus), una especie de pájaro muy común en parques nacionales y zonas protegidas que mantiene una estrecha relación con algunos de los grandes mamíferos que albergan estos enclaves.
Se trata de búfalos y jirafas, entre otros, y es sobre su cuerpo donde se aposentan estos pájaros durante el día, repartidos en la parte superior o colgando de los animales y hurgando en su piel en busca de parásitossabrosos como garrapatas.
These Birds Sleep Clinging to Giraffes’ Groins #Giraffehttps://t.co/HnTDDd5G6g
— InsideScience – ISNS (@InsideScience) 27 de febrero de 2018
Esta relación simbiótica no es ninguna novedad, pues ya se había reportado en anteriores trabajos científicos. Sin embargo, un estudio publicado el pasado mes de febrero en la revista científica African Journal of Ecology revela que las aves utilizan estos mamíferos como guarida también durante la noche.
Para la redacción del estudio sus autores han analizado distintas imágenes de trampas nocturnas del Parque Nacional del Serengeti, en Tanzania (África) y, tras ello, aseguran que “la mejor manera de garantizar el desayuno en la cama para algunas aves africanas pequeñas es quedarse dormido en el plato de la cena”, incluso si es la axila de una jirafa, como ocurre en el caso de los picabueyes piquigualdos.
De hecho, a juicio de la experta en ecología del comportamiento de la Universidad de Minnesota (Estados Unidos) Meredith Palmer, que ha dirigido el estudio, “la axila de las jirafas es un lugar muy seguro y cómodo para las aves”.
Asimismo, Palmer considera que este comportamiento podría formar parte de una maniobra territorial para disuadir a sus competidores, entre los que se encuentra el picabuey piquirojo (Buphagus erythrorhynchus), más pequeño y con un pico más versátil, lo que le permite hacerse fácilmente con los parásitos aposentados sobre la piel de mamíferos como la cebra, el impala o el ñu.
Por este motivo los picabueyes piquigualdos se refugian en las axilas de las jirafas, menos demandadas, y sólo se desplazan hasta los árboles o algún sucedáneo de estos cuando llega el momento de poner los huevos y anidar.
Normalmente los hospedadores se muestran apáticos ante la instalación sobre su piel de las aves, a las que también ignoran aunque les hieran e incluso mientras absorben sus fluidos corporales. Ello se debe, aseguran los expertos, a que de este modo mantienen las heridas limpias y libres de moscas.
Sólo hay una excepción que confirma que esta relación es totalmente mutua y es el caso de algunos picabueyes piquirojos que, en ocasiones, muestran comportamientos más propios de un vampiro que de un pájaro. Son ejemplares que cavan las heridas abiertas de sus anfitriones como si fueran auténticos pájaros carpinteros a fin de obtener su sangre.
Se trata del primer estudio que reporta el comportamiento de estos pájaros durante la noche y sienta, según sus autores, las bases para nuevas investigaciones que permitan establecer claras diferencias de comportamiento entre estas dos especies de picabueyes, los piquigualdos y los piquirojos.
Artículo científico de referencia:
Palmer, Meredith S. Packer C. Giraffe bed and breakfast: Camera traps reveal Tanzanian yellow-billed oxpeckers roosting on their large mammalian hosts. African Journal of Ecology. 2018 DOI: 10.1111/aje.12505